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El eterno recuerdo de Sara Elena

La profesora del IES Pérez Galdós fallece tras un mes de lucha contra el Covid-19 en la UMI

La profesora del IES Pérez Galdós, Sara Elena Martín Díez.

A Sara Elena Martín Díez le encantaba Japón, tanto que cuando se casó hace seis años con Francisco Javier González Martín su ramo de novia estaba hecho de flores de origami. “Había estado siete veces en el país y hablaba japonés”, recuerda su marido con un orgullo. Y es que asegura que su mujer “brillaba con luz propia”. Una luz que guio durante más de dos décadas a los miles de alumnos que pasaron por las aulas del IES Pérez Galdós, así como por las clases de preparación de oposiciones o formaciones de profesorado que impartió. Docente por vocación, generosa de corazón y amante de las sorpresas y los viajes, Martín Díez falleció el pasado sábado tras haber permanecido un mes en la UMI del Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín a causa de las complicaciones derivadas del SARS-CoV-2.

Nació el 20 de diciembre de 1972 en Las Palmas de Gran Canaria, si bien pasó la mayor parte de su vida en el Sur de la Isla donde disfrutaba junto a sus padres, Manuel Martín Rivero y Columba Díez Jorge; y su hermana Miriam. Más tarde también lo haría con sus sobrinos Nira y Diego, por quienes sentía “auténtica locura”. Ella no tuvo hijos, sin embargo, “los chiquillos” siempre estuvieron en el centro de atención de su trayectoria profesional.

Así fue desde que se convirtió en profesora tras acabar Filología inglesa en la Universidad de La Laguna. San Cristóbal fue la primera parada de su andadura como docente en la que también pasaría por Arguineguín. No obstante, fue en el Pérez Galdós donde más tiempo ha pasado enseñando. Allí fue jefa del departamento de inglés y la gran promotora de los diferentes proyectos europeos que se desarrollan actualmente en el centro. “Se podía llevar ocho de diez proyectos y siempre buscaba la manera de que se pudiera beneficiar el mayor número de niños”, cuenta su marido.

Asimismo, Martín Díez era preparadora de oposiciones y contaba a sus espaldas con más de 700 alumnos aprobados con ayuda de sus directrices. “Ahora tenía a alumnos canarios que vivía en Italia, Alemania y Nueva York que habían contactado con ella para sacarse las oposiciones y además la habían llamado de una comisión de Bruselas para la educación online de la que ella era gran conocedora”, explica Francisco González. Una labor que también compaginaba con la formación de profesorado que impartió durante varios años en todas las Islas. “Era muy trabajadora y le encantaba lo que hacía”, apunta su pareja, quien recuerda también con orgullo cómo se encontraron con muchos de los estudiantes de Sara Elena en diferentes partes del mundo. 

Sorpresas

Viajar era precisamente una de sus grandes pasiones. También lo era ayudar desinteresadamente a los demás u organizar sorpresas como la que le dio a su marido al llevárselo al aeropuerto sin saber el destino. “Me tapó los ojos y cuando llegamos me vi en Montmeló para conducir un coche de Fórmula 1, que era mi gran sueño”, rememora. Ambos se desvivían el uno por el otro, y es que lo suyo fue una historia de amor a lo “cuento de hadas” que arrancó cuando tenían apenas 12 años. 

“Yo la conocí en Puerto Rico un verano y me enamoré de ella, pero por cosas de la vida cada uno siguió su camino, aunque siempre estuvimos en contacto y nos veíamos cada año por Navidad”, comenta González Martín. No sería hasta hace seis años cuando, tras separarse de sus anteriores parejas, decidieron darse una oportunidad e iniciar un camino juntos que les ha llevado por diferentes países, pero sobre todo, les ha llevado por la felicidad.

Así fue hasta el pasado sábado, cuando Sara Elena fallecía tras un mes de batalla en la UMIdel Negrín. “Llevaba ocho meses sin salir de casa porque estaba dentro del grupo de población de riesgo al tener obesidad. El pasado 15 de marzo fuimos a que le pusieran la vacuna y a los dos o tres días empezó con fiebre muy alta. Al no mejorar, el siguiente lunes le hicieron el test y dio positivo en coronavirus. Yo también di positivo un día después”, relata sobre la odisea que llevó a Francisco González a llamar el 26 de marzo a la ambulancia cuando empezó a observar las complicaciones que su mujer tenía para respirar

“La entubaron en el hospital. Estuvo muy mal durante dos semanas, pero la despertaron al notar una mejoría”. Sin embargo, una hemorragia causada por las complicaciones del virus hizo que tuviera que volver a ser sedada. A finales de la semana pasada, tras pasar 48 horas estable, llamaron a Francisco para decirle que volvían a despertarla. “Pero al darle la vuelta para curarle una llaga que le había salido de la postura en la que estuvo tanto tiempo hizo que se desestabilizara y, después de cinco horas de lucha por parte de los médicos para salvarle la vida, mi mujer murió”. González Martín no olvida la conmoción que el deceso de Sara causó en el Negrín. “El Covid-19 no entiende de edad”, apunta con la entereza que ha intentado mantener estos días.

“Porque yo todo lo que le prometí a ella lo cumplo”, asevera quien no quiere que se olvide a su mujer. “Se suele decir que en este mundo nadie es imprescindible, pero yo sé que a ella la van a echar mucho de menos”. Para él y para sus seres queridos la luz de Sara Elena Martín será eterna.

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