La investigación toma un nuevo rumbo. El hallazgo hace unos días, a una profundidad de 1.500 metros, de dos pequeñas botellas de oxígeno, de 50 ml. de capacidad, unos 680 gramos de peso y con boquilla, concretamente a unas cinco millas mar adentro frente a la costa, en dirección suroeste desde Santa Cruz de Tenerife y siguiendo la deriva de la embarcación de recreo de Tomás Gimeno, abre las expectativas de poder encontrar también su cuerpo. Los investigadores consideran que, con toda probabilidad, estas botellas son propiedad del padre de las niñas Olivia y Anna, cuyo cuerpo también permanece desaparecido.

Así lo desvelaba en la mañana de ayer El Programa de Ana Rosa, el magazine matinal de la cadena de televisión Telecinco, hecho que era corroborado posteriormente por fuentes de la Guardia Civil. La hipótesis que manejan los investigadores del Instituto Armado apuntan a que Gimeno podría haber usado estas dos botellas en el capítulo final de este horrible suceso, pues contienen oxígeno puro, un producto que al ser inhalado termina provocando la pérdida de conciencia y que lo habría ayudado a quitarse la vida lastrándose al fondo del mar con el cinturón de plomo.

La familia decide aplazar el funeral público por la situación de la pandemia en la Isla

Estas dos botellas habrían sido detectadas por el equipo de rastreo del buque a 1.500 metros de profundidad y extraídas a la superficie por el robot submarino Liporius 2000, que ya se encuentra operando al cine por cien, después de haber sufrido algunos desperfectos por su contante e ininterrumpida actividad.

Lo cierto es que todo hace indicar que la Guardia Civil tiene en su poder la factura, así como el número de serie y la tienda donde fueron adquiridas estas dos pequeñas botellas de oxígeno, lo que corrobora que pertenecían a Tomás Gimeno.

Este hallazgo se encadena con el del pasado 10 de junio, cuando el buque oceanográfico Ángeles Alvariño localizaba en el lecho marino dos bolsas de deporte, una de ellas rota y vacía, y la otra conteniendo el cuerpo sin vida de la pequeña Olivia, de seis años. Unos días antes, el 7 de junio, el robot marino del buque recuperaba una botella de oxígeno, de las que usan los submarinistas, y la funda de un edredón en la zona donde se buscaba a las niñas desaparecidas.

La situación que ha provocado la pandemia de coronavirus en la Isla ha desembocado en que el Gobierno de Canarias acordara este miércoles subir a Tenerife hasta el nivel 3 de alerta y, ante esta circunstancia, la familia de las niñas, que tenía previsto ofrecer un funeral la próxima semana por el alma de Olivia y Anna, abierto al público, ha decidido aplazarlo.

La próxima semana está previsto que se conozcan los resultados de la autopsia de Olivia

El portavoz, Joaquín Amills, subrayó que la familia lamenta este aplazamiento que se celebrará «cuando las medidas para frenar el Covid-19 aconsejen poder celebrar la despedida de Olivia sin ningún riego para la salud de quienes quieran compartir con Beatriz y su familia este duro momento».

Se están barajando distintas iglesias, para que el acto sea accesible al público y también pueda seguirse a través de las redes sociales o bien en la calle, pero manteniendo siempre la distancia de seguridad y cumpliendo los protocolos.

De otra parte, está previsto que la próxima semana se conozcan los resultados de la autopsia practicada al cuerpo de la pequeña Olivia, de seis años, localizada el pasado 10 de junio.