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Crisis del coronavirus | Nuevos conocimientos

El colesterol alto se adhiere más con el desarrollo de la pandemia

El miedo al contagio y la falta de hueco en las agendas médicas hacen que muchos de los pacientes pospongan sus analíticas

Representación del colesterol obstruyendo una arteria. | | LP/DLP

Un nivel elevado de colesterol LDL es el principal factor de riesgo de enfermedad cardiovascular, que en España constituye la primera causa de hospitalización y muerte. De hecho, de los más de 120.000 fallecimientos por enfermedad cardiovascular que se producen cada año en el país, un 25% se debe a niveles no controlados de colesterol.

Según la Fundación Española del Corazón (FEC), la crisis sanitaria ha hecho que muchos pacientes hayan descuidado sus analíticas. Una encuesta realizada a pie de calle por esta organización, en la que participaron 2.400 personas, revela que siete de cada diez encuestados no se ha hecho ninguna revisión de colesterol durante la pandemia por miedo al contagio o la falta de disponibilidad médica.

Para Carlos Bastida, miembro de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), es fundamental controlar el nivel de colesterol para evitar que forme placas que se adhieran a las paredes de los vasos sanguíneos, obstruyéndolas y causando patologías cardiovasculares. «El colesterol alto no tiene síntomas hasta que te la pega», advierte el médico, que recomienda a la población someterse a revisiones periódicas a partir de los 30 años. Estos controles son especialmente importantes si en la familia hay antecedentes de hipercolesterolemia —niveles de colesterol por encima de 200 mg/dl— o de eventos cardiovasculares antes de los 50-55 años.

De hecho, la hipercolesterolemia es una de las principales causas del 60% de los infartos o anginas de pecho y en el 40% de los ictus, según datos del estudio Euroheart II. «Es fundamental hacer comprender al paciente qué es el colesterol alto y qué riesgo tiene, porque de lo contrario, saldrá de la consulta y no cambiará de hábitos y cuando vuelva ya no tendrá 210, sino 300 o 400 y no bastará con algo de ejercicio y una dieta saludable, sino que necesitará tomar tres pastillas», explica Bastida.

Dejar de fumar si se tiene este hábito, hacer algo de ejercicio físico y llevar una dieta saludable son tres medidas que todo el mundo debería seguir para evitar el colesterol alto y el riesgo de desarrollar una enfermedad cardiovascular. «Cuando hablamos de ejercicio físico no estamos diciendo apuntarse al gimnasio. Un paseo de media hora cinco días a la semana lo podemos hacer todos y ayuda mucho», comenta.

En su opinión, para lograr la adhesión del paciente es fundamental establecer metas que sean realizables. «Si tiene sobrepeso y de repente se encuentra con que tiene que perder 20 kilos se terminará desanimando y abandonará la dieta y el ejercicio. Pero si se le plantea bajar un 5%, posiblemente lo haga, y esta bajada en una persona que pesa cien kilos supone un descenso en el azúcar y el colesterol en sangre», argumenta el médico, que aboga por recuperar las dietas mediterránea y atlántica. «Hay que volver a las dietas sanas, limitar el consumo de carnes rojas y fomentar el de pescado. Tenemos que apostar por la salud desde que nacemos. La esperanza de vida es cada vez mayor y tenemos que darle más calidad de vida a todos esos años», apunta.

En cuanto a si la pandemia ha afectado en el control de estos enfermos crónicos, asegura categóricamente que no. «Analíticas se han seguido haciendo durante toda la pandemia y se ha mantenido el seguimiento de los pacientes crónicos en todo momento. Otra cosa es si un paciente ha decidido aplazar sus analíticas por miedo a contagiarse de Covis”, afirma.

Jesús Sueiro, portavoz de la Asociación de Medicina Familiar y Comunitaria, sí figura entre los que cree, sin embargo, que la pandemia de Covid ha disminuido la asistencia de pacientes a los centros de salud por temor al contagio o por falta de hueco en las agendas médicas. Aun así, este facultativo sostiene que el nivel de analíticas que se realiza es «más que suficiente».

«A veces tenemos la sensación de que hacemos análisis de más. Hay una ley descrita ya hace tiempo, la de cuidados inversos, que dice que dedicamos mucho esfuerzo a gente que a lo mejor no lo necesita y sobreactuando sobre ellos, y dejamos abandonados a personas que, por una situación social o económica, por miedo, o por retracción, o marginalidad, pasa del tema sanitario y que no somos capaces de localizar», explica.

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