Un submarino bucea por las profundidades de los océanos. Dentro de él, centenares de niños y niñas se acercan a las ballenas o a las tortugas que nadan a su alrededor y juegan entre sus manos con la arena intentando adivinar cuál fue la evolución geológica de sus islas Canarias. Esta experiencia ya es una realidad gracias a la inauguración de una nueva edición de DISALab, Canarias Laboratorio Marino, en la recién estrenada sala permanente del Museo Elder de la Ciencia y la Tecnología. En la primera planta, ciencia y diversión se dan la mano para profundizar desde ayer en el conocimiento del litoral y las características de los fondos marinos del Archipiélago.
Esta instalación toma su origen en el año 2015 cuando estaba operativa la versión móvil del DISALab. Aquella guagua que recorrió más de 500 centros educativos se ha convertido en un espacio en el que se aglutinan experimentos y actividades diseñadas para aprender de una forma diferente, así como adaptar su contenido a formatos inclusivos como textos en braille para personas con ceguera. El recorrido comienza con la identificación de las especies de cetáceos y tortugas endémicas de las Islas, donde un periscopio permite observar con realidad virtual las imágenes digitales y unas gafas de realidad aumentada 360º sumerge al visitante.
«Este espacio nos ayuda, como investigadores, a divulgar nuestra labor a la sociedad»
Estas herramientas, revestidas con el rigor científico pertinente, son el soporte para la divulgación científica que Pilar García Jiménez, vicedecana de Calidad de la Facultad de Ciencias del Mar de la ULPGC, defiende en el proyecto que se ha revestido con la implicación de numerosos expertos de las universidades canarias y científicos especializados: «Este espacio nos ayuda a nosotros, como investigadores, a hacer divulgación de nuestro trabajo porque al dedicarnos al laboratorio, a veces, perdemos el reflejo de la sociedad para la que trabajamos».
Por ello, estos elementos, dados a una generación nativa digital, son el acompañamiento perfecto para profundizar en la teoría explicada en el aula. «Es fundamental que seamos capaces de expresar nuestros conocimientos para que todo el mundo y a todos los niveles nos entiendan», subraya la investigadora. En la instalación, también hay una mesa táctil que recorre las playas de las ocho islas y, como gran atractivo, hay un video wall que funciona a modo de videojuego en el que el público interactúa con la pantalla y se ponen dos escafandras para concienciar sobre la limpieza de los fondos marinos y el cuidado del medioambiente, además de una sandbox que permite dibujar la formación geológica de las Islas. El itinerario se completa con paradas en las tablets que descubren los misterios de las algas y los sebadales, y los microscopios biológicos que permiten observar diferentes muestras de plancton y microvida y los significados de cada grano de arena que pueden pertenecer a fragmentos de conchas o a la roca volcánica.
Durante la presentación, estuvo el director del Museo, José Gilberto Moreno García, quien mostró este «espacio pedagógico y educativo» como una oportunidad para cambiar de perspectiva la mirada del ser humano sobre el planeta en el que vive, «con el fin de que la humanidad cuide los recursos habidos»; acompañado de la directora de la Fundación, Sara Mateos, el presidente de la Fundación DISA, Raimundo Baroja Rieu, y el viceconsejero de Industria, Comercio y Consumo del Gobierno de Canarias, Justo Artiles Sánchez. Este acto de responsabilidad social corporativa por parte de la empresa petrolera se realiza con el fin de «despertar las vocaciones científicas a través de la curiosidad con el objetivo de que en un futuro se conviertan en un deseo por la investigación», resaltó Baroja Rieu.
La tecnología atrae a la ciencia al público con el uso de tablets, sandbox, realidad virtual y gafas 360º
En una época marcada por los bulos en redes sociales, sobre todo a raíz de la pandemia provocada por la Covid-19, invertir en educación es fundamental para contrarrestar el poder de la desinformación: «Trabajamos con las redes sociales porque es la manera de comunicarnos en la actualidad, pero, al ser una interacción corta e instantánea, mucha información se sintetiza de tal manera que se pierde el concepto y la idea general del tema, por lo que se debe complementar y subsanar con actividades de este tipo», indicó la científica Pilar García.
Una oportunidad para disfrutar de la ciencia con el sello de la comunidad científica que ha hecho posible esta apuesta que llega «en un buen momento» para el Museo Elder, que retoma su actividad.
