Un programa específico para los trastornos de la personalidad

El Hospital Juan Carlos I de la capital grancanaria cuenta con una unidad, pionera en las Islas, destinada a tratar a los afectados

El doctor Fernando Rodríguez en el Hospital Juan Carlos I.

El doctor Fernando Rodríguez en el Hospital Juan Carlos I. / Andrés Cruz

La Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias ha puesto en marcha en el Hospital Juan Carlos I una unidad destinada a tratar a los pacientes aquejados de trastornos graves de la personalidad. Se trata de un programa ambulatorio intensivo, pionero en Canarias, que arrancó en junio de 2021 y ha asistido hasta el momento a más de 90 personas. La acción se enmarca dentro del Plan de Salud Mental del Archipiélago. «Inicialmente, se abrió solo para el área norte de la Isla y atendíamos a 25 pacientes. Ahora, se ha expandido al área sur y tratamos a 50», explica el doctor Fernando Rodríguez, especialista en Psiquiatría y coordinador de la iniciativa, que además indica que la patología más predominante entre los afectados es el trastorno límite de la personalidad (TLP). 

Los recursos humanos también han aumentado. De hecho, Rodríguez dio los primeros pasos junto con un psicólogo y una enfermera especialista en Salud Mental, pero este año se han incorporado al equipo otros dos psicólogos, un psiquiatra y una enfermera especializada en la materia. «El programa contempla una duración de seis meses y los pacientes acuden al centro de lunes a viernes. No obstante, distribuimos las horas en función de cada caso», cuenta el facultativo. En las listas de espera para acceder a este recurso figuran ahora mismo 60 personas

Desorden grave

Pero, ¿qué es el TLP? Según detalla el especialista, es un trastorno mental grave que debuta en la adolescencia y se caracteriza por provocar problemas conductuales, ideas suicidas y llevar a los sujetos a autolesionarse. «En esa etapa pueden comenzar a aparecer comorbilidades con trastornos afectivos, depresión mayor y trastornos de la conducta alimentaria. La hipótesis que se maneja para explicar este hecho baraja que se produce una interacción de factores biológicos que guarda relación con el temperamento y las situaciones adversas», anota el profesional. Tan es así, que al menos el 30% de los pacientes que asisten ha vivido episodios de abusos, malos tratos o abandono en la infancia.

Teniendo en cuenta todo esto, entre la sintomatología que puede alertar de la presencia del trastorno destacan las alteraciones repentinas del estado de ánimo –muy diferentes a las que sufren los afectados por el trastorno bipolar, ya que en estos casos suelen durar meses y van acompañadas de otras manifestaciones–, la impulsividad, la necesidad de hacerse cortes para regular las emociones, los problemas para construir la identidad y los sentimientos crónicos de vacío

El plan es de carácter ambulatorio y contempla una duración de seis meses

Cabe destacar que la tasa de suicidio del TLP alcanza un 10%, si bien la franja etaria que concentra el mayor número de casos oscila entre los 35 y los 36 años. Desgraciadamente, cuando entran en juego las comorbilidades, el dato incrementa. «Hace unos años, la Revista Oficial de la Asociación Mundial de Psiquiatría publicó un informe que desveló que los pacientes que reunían el mayor índice de suicidio eran los que sufrían trastornos de la conducta alimentaria y TLP. En concreto, las ratios de morbilidad y mortalidad se multiplicaban por 4,7», comenta el experto. 

Por lo que concierne al abordaje que precisan estos pacientes, hay que decir que debe ser, fundamentalmente, psicoterapéutico. Por esta razón, es importante reducir al máximo el consumo de fármacos. «Es cierto que la mayoría de los afectados están medicados, pero la herramienta esencial para poder manejar este trastorno es la psicoterapia.», asevera el especialista. «También tenemos muy claro que jamás debemos prescribir benzodiacepinas, pues a estas personas les provocan más irritabilidad», agrega. 

Modelo de trabajo

Lo cierto es que el modelo de trabajo es muy específico y se centra en el desarrollo de un programa cognitivo-conductual, un plan de psicoterapia del trauma y otras sesiones de psicoterapia focalizada en la transferencia –para impulsar los patrones afectivos saludables–. A esto hay que sumar la creación de un grupo de terapia cognitivo-conductual en el que también participan las familias. «Nuestro principal propósito es dotar a los pacientes de las habilidades necesarias para que sean capaces de enfrentarse al día a día, mejoren su función reflexiva y trabajen su identidad», señala el coordinador del proyecto. 

Las enfermeras especialistas en Salud Mental juegan un papel clave en la iniciativa

El equipo evalúa los avances y, si algún afectado no logra progresar, no duda en contactar con las diferentes unidades de Salud Mental para tratar de prolongar la terapia en esas áreas. «Lo ideal es hacer un seguimiento para analizar su situación. A partir de ahí, podemos acordar la ampliación del tratamiento».

Aunque todos los profesionales implicados son necesarios, Rodríguez hace hincapié en la figura de las enfermeras especialistas en Salud Mental. «Partiendo de la base de que las enfermeras son especialistas en cuidados, la formación que tienen les permite desarrollar talleres muy específicos que aportan grandes beneficios a los pacientes», valora. Además, destaca el gran vínculo que crean con los afectados. «Cuando experimentan crisis, en muchas ocasiones prefieren hablar primero con ellas», subraya. 

Consciente de que es imprescindible seguir incrementando los recursos para poder llegar a un mayor número de pacientes, el doctor asegura que la prioridad ahora es crear un Hospital de Día. «Todo apunta a que podremos contar con él a lo largo del año que viene y que estará alojado en nuestras instalaciones», apostilla el psiquiatra de este centro dependiente del Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín. 

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Las distintas unidades de Salud Mental son las encargadas de derivar a los pacientes al Hospital Juan Carlos I para que puedan acceder al programa. Según informa el doctor Fernando Rodríguez, especialista en Psiquiatría y coordinador de la iniciativa, los aquejados de trastornos de la personalidad que ahora mismo reciben esta terapia intensiva en el centro capitalino tienen entre 18 y más de 50 años, si bien la franja etaria mayoritaria es la que abarca entre los 18 y los 30 años. Gracias a esta iniciativa, los profesionales han podido atender más de 500 consultas a la semana. El programa también contempla una serie de retos docentes e investigadores, entre los que destaca la formación continuada del personal y del resto de especialistas que integran la red de salud en diagnóstico y tratamiento de esta clase de trastornos. «Somos conscientes de que en muchas ocasiones se llega tarde al diagnóstico. Hay que saber que cuanto antes se lleven a cabo las intervenciones, más efectivas serán», advierte el facultativo. | Y. M.

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