Educación

Una revolución numérica con premio

Tras su jubilación, el docente Ramón Galán sigue formando al profesorado canario para consolidar el movimiento de renovación de las matemáticas y su metodología

Ramón Galán González, galardonado con el premio Viera y Clavijo. | | ANDRÉS CRUZ

Ramón Galán González, galardonado con el premio Viera y Clavijo. | | ANDRÉS CRUZ / Carlos S. Beltrán

Carlos S. Beltrán

Ramón Galán González (Cáceres, 1953), docente de matemáticas jubilado, recibió el pasado mes de marzo el premio Viera y Clavijo, de manos de la Consejería de Educación, Universidades, Cultura y Deportes por su labor docente y por su aportación investigadora a la renovación de la metodología de la enseñanza de las matemáticas. Una revolución educativa que comenzó en las Islas a finales de los años 70.

El mundo de las matemáticas y, en especial, el de la docencia, han sido los motores de la vida de Ramón Galán González, nacido en la provincia extremeña de Cáceres, pero canario de corazón y alma. El pasado mes de marzo recibió el prestigioso Premio Viera y Clavijo, concedido por la Consejería de Educación, Universidades, Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, en la categoría de personas que han colaborado de forma manifiesta y destacada en la consecución de los objetivos de participación, equidad y calidad en el sistema educativo de Canarias.

«Ha recaído en mí, pero es fruto de un movimiento social de renovación que hay aquí porque, lógicamente, no soy nadie si no hubiera sido por la ayuda de mis compañeros, por la colaboración de tantos centros educativos, del entusiasmo de todos los Centros de Formación del Profesorado (CEP) y de personas individuales, como mi compañero y maestro de Filosofía Francisco Umpiérrez Sánchez, que me ha enseñado muchísima filosofía», explica, a lo que añade que «gracias a él he podido fundamentar de manera seria y rigurosa la alternativa metodológica que ofrecemos».

En realidad, su jubilación de la docencia del CEIP 20 de enero, de Arinaga, no supuso un adiós a su actividad profesional, sino que solo supuso un cambio de rumbo. Ahora, a sus 70 años, está centrado en seguir formando al profesorado y en expandir, aún más, su renovación metodológica. La prueba está en el lleno absoluto de las formaciones que realiza en los CEP de las Islas. «Existe un interés enorme por cambiar la realidad, el profesorado toma conciencia y sabe que en la actual forma de enseñar no se están aplicando las metodologías adecuadas y estos siempre tienen ese deseo y empeño de formarse. Después de la pandemia pensaba que todo este movimiento iba a venirse abajo y ha renacido con una fuerza impresionante», afirma con una sonrisa.

Docencia del futuro

Galán explica que ese movimiento de renovación se está realizando de abajo hacia arriba, con el profesorado como principal protagonista. «El potencial humano que tiene Canarias desde el punto de vista de los docentes es inmenso y creo que la Consejería de Educación debería mimarlos, darles recursos y ver qué es lo que pretenden y si les resulta viable y positivo prestarles toda la ayuda necesaria», subraya.

Y es que, Galán cree firmemente en que los movimientos sociales son el germen de todos los cambios, también en el plano educativo. «Hay todavía una gran historia por escribir, creo que la historia se escribe día a día», cree. No en vano, él es un ejemplo de que la historia se hace día a día. Fue su ímpetu por cambiar las cosas lo que le llevó a que le desterraran, en 1979, a Gran Canaria por su activa lucha antifranquista. «Nos metimos en educación permanente para adultos para llevar la lucha antifranquista fuera del ámbito de la universidad y de la ciudad y llevarlo al campo extremeño hasta que nos descubrió la policía. Formábamos parte 16 de la plantilla y a dos nos mandaron a Canarias. Lo que para mí en principio supuso una gran tragedia fue una bendición», rememora.

«El premio Viera y Clavijo es fruto de un movimiento social del que no soy nadie sin mis compañeros»

De ese destierro nació una relación con las Islas que han forjado su propio destino, individual y profesional, en los últimos cuarenta años. «En aquella época Luis Valbuena Castellano era el consejero de Educación y fue quien puso en pie toda la enseñanza moderna en Canarias. Hizo una red de centros impresionante, empezó a construir los CEP y ahí empecé yo haciendo mis investigaciones. Conté con el apoyo de la Consejería, hice unos planes de difusión y me dio la oportunidad de recorrerme las Islas y desarrollar mi investigación», apunta.

De ese intenso trabajo recibió en 1984 y 1985 dos premios nacionales por su labor investigadora. «A partir de ahí empezamos a trabajar y fui consciente de que la historia no la hace un hombre, quien la construye son los movimientos sociales. Sabía que solo no podía transformar la realidad educativa canaria y busqué compañeros que tuviesen el mismo sentir y la misma necesidad que yo, esa fue la dinámica», explica.

Un compromiso social y educativo, premiado ahora, que continúa desarrollando pese a su jubilación. «Siento que soy como Picasso. El no paró de pintar y de crear nunca, ni con 90 años. Yo sigo y seguiré con esto», subraya.

Si de pasiones se trata confiesa que las matemáticas no es la principal. «Primero está la música, le sigue la literatura, las matemáticas y en cuarto lugar la filosofía», enumera con una amplia sonrisa. Termina citando parte del poema Hagamos un trato de Mario Benedetti, no sin antes afirmar que Borges fue mejor poeta. «Compañera usted sabe / puede contar conmigo / no hasta dos o hasta diez/ sino contar conmigo», citó.

También es un carnavalero confeso, no en vano es miembro de la histórica murga Los Sombreritos de Agüimes, cuna de las carnestolendas de la Isla. «El carnaval ya no es lo que de antes», afirma. Se siente satisfecho con lo vivido en las Islas, donde se ha casado, ha tenido dos hijos (ambos docente de música) y una nieta. «Siempre tendré una deuda eterna y perpetua con Canarias. Con todo lo que me entregó, con todo lo que me ha entregado, lo bonito que me ha dado», sentencia.

Suscríbete para seguir leyendo