Asuntos sociales

Sting y la "odisea" de ir a un concierto para las personas con movilidad reducida

El colectivo lamenta la lejanía, mala visión y poca accesibilidad al recinto

"Nadie comprueba cuál es la visión de los rincones que eligen", denuncian desde Asenecan

Concierto de Sting, el domingo en la Plaza de la Música, desde la zona de persona con movilidad reducida.

Concierto de Sting, el domingo en la Plaza de la Música, desde la zona de persona con movilidad reducida. / LP/DLP

Una vez más, los conciertos al aire libre dejan a las personas con movilidad reducida (PMR) en un segundo plano. La velada de Sting en Gran Canaria dejó un sabor agridulce el pasado domingo a los asistentes que debido a sus circunstancias especiales han de optar por este tipo de entradas, como les sucedió a Griselda Jiménez y a Yeray Pacheco. Lejos, sin apenas visión, con dificultad para acceder y, de nuevo, el mismo precio que el resto del público que sí puede elegir dónde estar.

"Fue una odisea", comenta Griselda Jiménez. Una de las primeras barreras a las que se enfrentan las PMR es que deben contactar directamente con la empresa que gestiona el evento en vez de comprarla por internet porque, como advierten, hay personas que aprovechan estos asientos reservados aunque no tengan ningún tipo de dolencia, "pero pagamos justos por pecadores y al final tenemos que hacer más traslados". "Aunque no vi barata la entrada, pensé que como era un sitio preferente pues debía aguantarme", comenta. No obstante, al entrar a la Plaza de la Música en compañía de una azafata se fijó en que la plataforma donde estaban ubicados estaba demasiado lejos, "no se veía el escenario y apenas la pantalla, estábamos retirados y al lado de los baños públicos".

Por su parte, Yeray Pacheco, cineasta canario que sufre atrofia espinal congénita, al igual que su hermano Jonathan, añade que la ubicación de la torre de sonido impedía apreciar la actuación e, incluso, la altura de la tarima era insuficiente puesto que no sobrepasaba a las personas altas que estaban delante, otra traba para disfrutar del concierto con comodidad dada "la combinación de poca altura y lejanía". A su vez, destaca que "la barandilla estaba demasiado alta, más bien a la altura de los ojos de la gente sentada, y el acceso a la plataforma era por un pasillo muy estrecho lleno de soportes para encajar las típicas vallas, por lo que costaba bastante entrar sin chocarse".

Yeray Pacheco, durante el concierto de Sting.

Yeray Pacheco, durante el concierto de Sting.

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LP/DLP

Hechos que se repiten

Al respecto, la empresa responsable New Event comunica que "el sitio de ubicación de los PMR los decide la dirección del Plan de Seguridad con el fin de garantizar la seguridad de todos los asistentes, como que no obstruyan las salidas de emergencias". No es la primera vez que hay quejas al respecto. Pasó en la primera edición del GranCa Live Fest en julio del año pasado cuando varios usuarios de PMR denunciaron que no había personal de seguridad que desalojara al público que se aprovechaba de la situación, algo que en esta ocasión han solventado, asegura Griselda Jiménez.

Sin embargo, esta es una dinámica que se repite a lo largo de los años y en distintas parcelas del ocio cultural. Ya en el 2019 hubo polémica en las redes sociales con motivo del Festival Sun & Stars Gran Canaria, donde ubicaron a que las PMR en la sexta planta del Estadio de Gran Canaria o en el propio Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria.

Incomodidad

Este fue el caso de Gloria Marrero, que tuvo que acudir a la organización nada más entrar al recinto capitalino del parque de Santa Catalina. Una vez más, habían situado la zona restringida para las PMR a un apartado sin visión. Entonces, pidió que se las reubicara y pudieron gestionarlo en el momento, a pesar de la incomodidad. Como miembro de Asenecan (Asociación de enfermedades neuromusculares de Canarias), pide que haya más concienciación: "Siempre procuramos hablar con las organizaciones y, visto lo visto, habrá que seguir pendiente. Nadie comprueba cuál es la visión de los rincones que eligen", subraya, "y hay una discriminación porque pagas lo mismo que cualquiera y no puedes elegir dónde ponerte, entonces, por lo menos, deberían de situarnos en un lugar con visión".

En este sentido, la Fundación Music for All, que persigue la difusión y promoción de la cultura musical entre todas las personas, diseñó la Guía de accesibilidad e inclusión en festivales de música, con detalles aplicables también a los conciertos únicos como, por ejemplo, que haya un itinerario peatonal accesible libre de obstáculos con una entrada preferente de 1,5 metros de ancho y 0,80 metros de alto o que en el 20% de asientos accesibles que habrían de establecerse haya una separación de medio metro entre fila y fila encima de la tarima, como se aprecia en las imágenes difundidas.

Los impedimentos que sufre este colectivo provocan malestar a la hora de asistir a estos espectáculos al aire libre. "Yo no pido que nos pongan en un sitio privilegiado, solo que veamos bien, como ocurre en el Gran Canaria Arena o en los teatros. Si ya la enfermedad te hace estar quieta y te limita, esto lo que hace es desanimar a la gente", reflexiona Jiménez por teléfono mientras espera a que la recoja la ambulancia para ir a rehabilitación.

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