Un nuevo cuestionario permitirá detectar con agilidad casos de violencia machista en Atención Primaria

Durante los últimos tres años, médicos y médicas de cabecera han localizado de forma precoz unos 1.100 casos de media anuales en Canarias

La consejera de Sanidad, Esther Monzón, y la directora de programas asistencias del SCS, Antonia Maria Pérez, presentan la actuación del protocolo de Atención Primaria a víctimas de violencia machista.

La consejera de Sanidad, Esther Monzón, y la directora de programas asistencias del SCS, Antonia Maria Pérez, presentan la actuación del protocolo de Atención Primaria a víctimas de violencia machista. / Efe / Elvira Urquijo A.

Iván Alejandro Hernández

Iván Alejandro Hernández

Un nuevo paso para luchar con mejores herramientas contra la violencia machista desde el ámbito sanitario en el Archipiélago. Se llama Woman Abuse Screening Tool (WAST) y es un cuestionario destinado a mejorar la detección de posibles casos en la atención primaria de manera más ágil y eficaz respecto a la entrevista clínica habitual. La consejera de Sanidad del Gobierno de Canarias, Esther Monzón, ha adelantado que estará en funcionamiento a partir de enero de 2024 para actualizar el denominado Protocolo de detección y actuación sanitaria ante la violencia de género en Atención Primaria, operativo en Canarias desde hace dos décadas.

El WAST fue desarrollado en la década de 1990 en Estados Unidos para facilitar a los profesionales sanitarios la identificación de casos de violencia de género y en la actualidad se ha convertido en "una herramienta estandarizada y validada en el ámbito internacional", según Monzón, que puede servir a todo los ámbitos hospitalarios, desde la medicina de cabecera a la enfermería o psicología, a los que se impartirá la correspondiente formación sobre el protocolo.

Antonia María Pérez, directora general de programas asistenciales del Servicio Canario de la Salud (SCS), detalla que el cuestionario permite "la detección de posibles casos con preguntas ágiles, sencillas, concretas o directas" y está diseñado para que cualquier profesional sanitario lo pueda llevar a cabo.

Entre los indicadores que ofrece el cuestionario y que permiten sospechar la existencia de casos, Pérez destaca "el abuso de psicofármacos; las lesiones frecuentes; la depresión; el insomnio; la ansiedad; la baja laboral…". Y añade que la señales más frecuentes son las "incongruencias entre una lesión y la explicación de sus causas o el retraso en la demanda de asistencia por lesiones físicas".

También se incluyen indicadores de actitud, revelando que comportamientos "temerosos, evasivos o de vergüenza" pueden delatar un caso de violencia machista, así como, por ejemplo, que la mujer reste importancia a sus lesiones o, si está su pareja presente, que se muestre temerosa.

Una vez se realiza el cuestionario, hay tres conclusiones: mujer sin riesgo actual de violencia de género -a la que se le deja la puerta abierta para volver a preguntar después de un periodo de tiempo-; mujer en sospecha -que obliga a activar un plan de protección y seguimiento- y mujer que sufre violencia de género.

Esta última calificación implica la realización de valoraciones, incluyendo las de peligro y seguridad, para diagnosticar si se encuentra en peligro extremo; en ambos casos se activa un plan de intervención, pero cuando es extremo se movilizan los distintos procedimientos a través de las distintas redes disponibles, como ponerlo en conocimiento de la Fiscalía.

Sánchez añade que en los casos de violencia de género en los que la víctima tiene menores o personas dependientes a su cargo, deben ser informadas el personal de pediatría y/o de trabajo social para realizar las oportunas actuaciones.

Más de 1.000 casos al año

La consejera de Sanidad ha ensalzado la importancia que tiene la Atención Primaria para detectar casos de violencia machista en Canarias. Durante los últimos tres años, se han localizado precozmente 1.400 casos de abuso de media anual en el ámbito sanitario, de los que 1.100 han sido diagnosticados por médicos y médicas de cabecera.

En este sentido, Monzón reivindica la relación de cercanía entre el personal y las pacientes como "marco idóneo para trabajar este problema de salud", porque "la violencia de género está considerada como un problema de salud por la OMS y de graves consecuencias para las mujeres, pero también para sus hijos y para sus convivientes. Su impacto puede ser inmediato y a largo plazo. Incluye múltiples consecuencias físicas, sexuales, psicológicas e incluso, por desgracia, mortales".

"El protocolo tiene como objetivo la detección precoz de la violencia de género mediante pautas de actuación, valoración e intervenciones de sanitarios que permiten proporcionar una atención segura y de calidad a las mujeres en situación de violencia de género ejercida por su pareja o su expareja en nuestra comunidad", explica Monzón.

Liberar camas hospitalarias

En otros asuntos, Monzón reveló que la Consejería ya ha aprobado un borrador que tiene como objetivo "desarrollar una estrategia de atención" a las personas mayores que no tienen donde alojarse una vez reciben el alta médica.

De media, Monzón cifró en unas 550 las personas con alta hospitalaria que ocupan camas, una situación que "tensiona aún más nuestro sistema sanitario" con asuntos que atribuye al ámbito de "atención sociosanitaria". La consejera espera que pueda ser ratificado "pronto" en Consejo de Gobierno para entrar en vigor.

"El objetivo es que siempre haya un hueco al que poder derivar a esas personas y que las camas sean ocupadas por pacientes que lo necesiten", manifiesta Monzón, que ambiciona lograr el 100%. Si bien, matiza que las derivaciones serán progresivas, pero la meta es "que haya un sistema donde las personas a las que se les ha dado el alta no estén en el sistema sanitario".