¿Conoces la Isla de los Inmortales? Un lugar donde la muerte está prohibida

En el remoto archipiélago de Svalbard, situado a medio camino entre Noruega y el Polo Norte, existe un lugar donde la noche persiste durante un día entero y el sol no reaparece hasta cuatro meses después. En este idílico rincón, donde las auroras boreales iluminan el cielo y los renos salvajes coexisten con los humanos, una peculiar ley prohíbe la muerte de sus habitantes.

Conocido como el lugar más septentrional habitado del planeta, Svalbard alberga a aproximadamente mil residentes en su capital, Longyearbyen. Desde 1950, una ley establecida dicta que cualquier persona enferma debe abandonar la isla para pasar al otro lado de la vida. Esta medida radical garantiza que los fallecidos no descansen en Svalbard, ya que los cuerpos enterrados en el permafrost, la capa de terreno permanentemente congelada, pueden reaparecer sin descomponerse.

La prohibición de morir se originó en el temor a la propagación de enfermedades, especialmente después de que un equipo exhumara cuerpos de mineros que murieron de gripe española décadas atrás. La presencia del virus en los cuerpos impulsó al gobierno a tomar medidas drásticas y prohibir los entierros en la isla.

La peculiaridad no termina aquí, ya que en Svalbard también está prácticamente prohibido nacer. Dado que el hospital más cercano se encuentra en el continente, las futuras madres optan por trasladarse a Noruega semanas antes del parto para evitar complicaciones, ya que los partos en casa no están recomendados.

Los gatos también están prohibidos

Además, los felinos domésticos, grandes depredadores que amenazan la biodiversidad local, están prohibidos en Svalbard. La introducción de gatos podría perturbar el frágil equilibrio del ecosistema del archipiélago, poniendo en riesgo las aves endémicas del Ártico.

A pesar de estas restricciones, Svalbard es un paraíso para osos polares y renos salvajes. Los habitantes llevan armas como medida de defensa, especialmente cuando salen de casa, ya que estos animales campan a sus anchas en la región.

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No solo es un lugar lleno de singularidades, sino que Svalbard también alberga la famosa Bóveda del Fin del Mundo, un depósito de semillas que resguarda la biodiversidad de cultivos de todo el mundo. Estratégicamente construida en el permafrost de la isla, la bóveda es un salvavidas en caso de desastres naturales o eventos catastróficos.

Además, el consumo de alcohol en Svalbard está estrictamente regulado. Los residentes registrados y los turistas deben cumplir con límites mensuales establecidos por una ley que entró en vigor en los años 70 para prevenir el alcoholismo.

Svalbard, la isla de los inmortales, no solo fascina por su belleza natural y fauna única, sino que también revela una serie de restricciones peculiares que hacen de esta isla un lugar verdaderamente extraordinario en el extremo norte del mundo.