La lucha contra la precariedad del canario noveno mejor MIR de España

El tinerfeño Asier Viciana ha logrado colarse entre los diez mejores MIR de España apenas dos años después de presentarse a esta prueba por primera vez

Asier Viciana en el Parque de San Telmo, en Gran Canaria.

Asier Viciana en el Parque de San Telmo, en Gran Canaria. / Andrés Cruz

Verónica Pavés

Verónica Pavés

Tras poco más de un año en el Servicio de Cardiología del Hospital Doctor Negrín, el tinerfeño Asier Viciana decidió que aquel mundo en el que imperaban los horarios interminables, la sobrecarga laboral y la falta de conciliación familiar no era lo que quería para su futuro. Decidió así volver a afrontar las pruebas teóricas del MIR, consiguiendo una de las puntuaciones más altas de España. 

Fue hace dos años cuando el tinerfeño Asier Viciana se dio cuenta de que aquella vida de guardias interminables y sobrecarga laboral no le llenaba. La idea le cruzó la mente por primera vez en un blanco pasillo del Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín, esperando a entrar a otra consulta de Cardiología en la que vería, de nuevo, a un paciente complejo y grave.

Después de soñar durante años con tratar aquellas enfermedades capaces de romper en pedazos el corazón de los canarios, la realidad laboral le sobrecogió. Decidió entonces lanzarse a la piscina en un intento por escapar de las garras del conformismo y volvió a presentarse a los exámenes de médico interno residente (MIR). Su salto al vacío ha dado sus frutos y hoy se ha convertido en el noveno MIR con mejor nota de toda España

Viciana siempre ha tenido claro que su vocación era la medicina. No tanto por el cliché de "salvar vidas" o "interactuar con pacientes", sino más bien por entender el funcionamiento del organismo humano. "Siempre me ha gustado mucho la biología y el mundo molecular", asegura el médico.

Estudiante de becas

El tinerfeño creció en el barrio de Ofra en el seno de una familia humilde que, sin embargo, siempre apoyó la inquietud de Viciana. Su empeño y las becas que recibía del Estado fueron las que le garantizaron estudiar los seis años de medicina en la Universidad de La Laguna (ULL). 

Cuando cursó su primer MIR quedó en el puesto 300 de más de 12.000 aspirantes. La nota le fue suficiente para poder elegir la residencia que quería: Cardiología en el Hospital Doctor Negrín. No en vano es considerado uno de los mejores servicios de Canarias. La ilusión, sin embargo, se fue esfumando al llegar a un servicio que trataba a duras penas de recuperarse de la pandemia bajo la eterna presión del aluvión de pacientes que llenaba pasillos, consultas y quirófanos.  

Apenas un año después decidió que aquella no era la vida que quería y que, pese al retraso que supondría en su carrera, se enfrentaría de nuevo al examen para poder optar a otra especialidad, en este caso Dermatología

Una decisión cada vez más común

Repetir este examen para optar a una nueva plaza de formación especializada nunca es el paso más cómodo, pero esta decisión es, cada vez, más común.

 Viciana reconoce ser uno de esos residentes que ha dicho basta a la precariedad, la sobrecarga y la falta de conciliación laboral imperante en muchos sectores de la sanidad. "Yo creo que puedo contar con los dedos de una mano los residentes que nunca se han replanteado si todo este esfuerzo compensa", afirma Viciana. Y aunque muchos acaban claudicando ante la presión del "estatus" que confiere el haber conseguido una plaza de residente en medicina, el tinerfeño decidió dar un salto de fé y abandonar el hospital antes de haber alcanzado el ecuador de la experiencia. 

Sobrecarga laboral y bajo salario

"Cardiología me gustaba pero es una especialidad muy demandante, las guardias son muy duras, hay mucha sobrecarga laboral y apenas podía pensar en la conciliación familiar", relata. Muestra de esa sobrecarga son, por ejemplo, las eternas jornadas laborales que soportaba Viciana. Y es que si bien la mayoría de los españoles  trabaja entre  35 o 40 horas semanales, Viciana podía estar hasta las 80 horas deambulando por el hospital. "Recuerdo una semana en la que trabajé 123 horas", rememora. Una cifra que, para poner en contexto, corresponde a cinco días trabajando las 24 horas del día. 

A ello se unía un salario "bajo" de apenas 9,90 euros la hora de guardia. Y la precariedad no solo se manifestaba en horarios interminables y una baja remuneración, sino también en una sobrecarga laboral que le impedía garantizar su bienestar básico con actos como comer, dormir o incluso ir al baño. "Mientras toda la sociedad se une para pedir mejores condiciones laborales, los médicos siguen trabajando igual que hace años", resalta el joven.  

Asier Viciana, médico que quedó 9º en el MIR nacional.

Asier Viciana, médico que quedó 9º en el MIR nacional. / Andrés Cruz

Contra la pérdida de calidad de vida

Para Viciana no fue fácil dar el paso, pero sabía que, de seguir con aquel ritmo, perdería parte de su calidad de vida a largo plazo. "La decisión la tomé, finalmente, por salud mental", afirma. Y no siempre tuvo el apoyo que esperaba. "Las personas mayores que yo me llamaban loco; mis amigos y mi pareja, sin embargo, lo entendieron y se convirtieron en mi pilar", argumenta. 

Retomar el estudio después de dos años no fue tan difícil como había pensado. "Tuve mucha menos ansiedad anticipatoria, porque ya sabía más o menos cómo funcionaba el MIR gracias a mi experiencia previa", remarca. Pero no por ello dejó de ser tan duro como la primera vez. Durante siete meses se marcó una intensa rutina de estudio: entre semana se pasaba el día estudiando o asistiendo a clases online, durante los fines de semana hacía guardias en Atención Primaria. "Tenía que seguir pagando el alquiler", rememora. 

Y si bien en esta ocasión no le preocupó tanto el devenir del examen, sí que le inquietaba el puesto que finalmente conseguiría en ese ranking nacional. "Dermatología es una de las especialidades más demandadas de España, así que las plazas se suelen agotar rápido", asegura. Por eso cuando vio su nombre en el noveno lugar de las listas de puntuación del Ministerio de Sanidad respiró aliviado. "Nunca creí que fuera a quedar en un puesto tan alto", resalta. Ahora se debate entre regresar a Tenerife y hacer la residencia en el Hospital Universitario de Canarias (HUC) o emprender una nueva aventura en Madrid, en el Hospital de La Paz. El tiempo lo dirá.