En la madrugada del pasado miércoles fueron incinerados en la capital grancanaria los restos de Luis Rosales Vera, hermano de Cathaysa Rosales, la niña de 12 años que fue violada, asesinada y descuartizada en 1988 en el barrio de El Pilar -junto a La Feria y Siete Palmas- por Jesús Agustín Hernández Renes, a quien se le impuso una pena de 46 años de cárcel.

Luis Rosales Vera fue juzgado y condenado a su vez a siete años y medio de prisión a primeros de octubre de 2008, cuando tenía 39 años, por el asesinato de su amigo Alfredo González Pulido, a quien asestó varias cuchilladas el 12 de abril de 2007 en el cercano barrio de La Feria.

Luis Rosales Vera fue condenado a esa pena después de que la magistrada Yolanda Alcázar contemplase la eximente incompleta de trastorno mental al encontrarse Rosales Vera en una "fase delirante" y pensar que su amigo y posterior víctima hablaba mal de él a sus espaldas.

Luis Rosales, consumidor habitual de estupefacientes y alcohol, quedó seriamente trastornado después de que se produjese el asesinato de su hermana Cathaysa, que también conmocionó a la sociedad grancanaria tras conocerse los detalles del mismo.

Cabe recordar que el 7 de junio de 1988 Jesús Agustín Hernández Renes se tropezó con la menor en la puerta de acceso a su bloque de viviendas, que era el mismo de la niña, a quien invitó a subir a su casa cuando Cathaysa Rosales volvía de una carnicería cercana, y ésta aceptó al conocerle.

Una vez en su domicilio, Hernández Renes golpeó, violó y apuñaló mortalmente a Cathaysa, escondiendo el cadáver en una lavadora en desuso.

Esa misma tarde, el asesino participó junto a otros vecinos en las labores de búsqueda de la niña, aunque al día siguiente se presentó ante la Policía y se declaró autor del crimen.

Posteriormente, en el año 2004, tras haber cumplido la condena por el asesinato de Cathaysa, Hernández Renes fue arrestado y encarcelado de nuevo en la Península, por violar a otra niña en Madrid, a la que no llegó a matar.

Precisamente, durante el juicio al que fue sometido el pasado año el hermano de Cathaysa, Luis Rosales, su abogado, Félix Aranda, expuso que su defendido se hallaba "sobresaltado" porque tuvo conocimiento de que en esos días se juzgaba en Madrid al asesino de su hermana por haber violado a otra niña.

Aranda añadía que el hermano de Cathaysa consumía crack y heroína, era adicto al alcohol y padecía una personalidad paranoide.

Luis Rosales Vera cumplía pena en la prisión de Burgos, donde falleció en horas de la madrugada del viernes. Ese día, por la mañana, un vigilante lo encontró ahorcado en su celda.

El pasado martes llegó su cadáver a Gran Canaria y a las 2.00 de la madrugada del miércoles fue incinerado en la más estricta intimidad en el tanatorio de San Miguel. En las horas previas, unas 50 personas, entre familiares y allegados, arroparon a su madre y tres hermanas.

Por su parte, este pasado jueves se celebró una misa funeral por su alma en la parroquia del barrio de El Pilar.