Eladia Canino asistió ayer a escuchar el veredicto del Tribunal del Jurado en el juicio por la muerte de su hermana. Visiblemente nerviosa rompió a llorar cuando salió de la sala y los medios de comunicación la buscaron.

Su lucha y perseverancia a lo largo de los dos últimos años no han sido en balde, buscaba justicia y ayer ella misma aseguraba que "es lo que deseaba, sin lugar a dudas, que él fuera condenado por la muerte de Isabel".

Añadió que en el juicio también se ha hablado de una indemnización pero manifestó que eso es lo de menos, que no buscaba eso y que solo entendía que se hiciera justicia condenando a quien le arrebató la vida de su hermana.

En las manos llevaba las dos últimas fotografías de Isabel Canino, tomadas tan solo días antes durante un asadero con sus compañeros de la compañía de transporte Titsa. "Isabel está aquí con sus amigos, feliz, sonriente, llena de vida y a la semana siguiente se la arrebataron", dijo.

Eladia espera ahora que todo termine aquí y que Salvador Morales "sea consciente de lo que hizo y no recurra la sentencia".

En lo que se refiere al juicio, acabó ayer tras el paso de más de un centenar de testigos, muchos de ellos compañeros de trabajo del asesino y la víctima, durante estos diez días. Durante las sesiones también intervinieron la hija y el hermano de Salvador Morales.

Uno de los testimonios clave fue el de la exmujer del que era el nuevo compañero sentimental de Isabel, Y. C., quien recibió una llamada de la víctima con "voz muy bajita y débil" para anunciarle la infidelidad el mismo día que la mataron. Otra de las testigos, una vecina de Isabel Canino, N.R., dijo que los malos tratos y las peleas fueron regulares entre ambos y que la asesinada le tenía "un pánico terrible" a Salvador Morales.