Detenido un hombre por la muerte a golpes de su suegra en San Mateo

El cuerpo de María Esther R., de 64 años, fue localizado en su casa de Aríñez

La puerta de acceso a la vivienda de la víctima no tenía signos de haber  sido forzada

La Guardia Civil investiga el homicidio de una mujer en San Mateo

LP/DLP

Detenido un hombre por la muerte a golpes de su suegra en San Mateo. Un hombre fue detenido a última hora de la tarde de este jueves por su presuta implicación en la muerte de María Esther R., de 64 años y vecina del barrio de Aríñez en San Mateo. Al parecer, se trataría de un familiar de la fallecida, en concreto de su yerno. De momento se desconoce el móvil del crimen.

La mujer fue hallada muerta a última hora del miércoles en su vivienda familiar ubicada en un tramo de la carretera general de Aríñez. La víctima, conocida por sus vecinos como Esther, que tenía dos hijos y llevaba años separada, presentaba signos evidentes de haber sufrido una muerte violencia con indicios de criminalidad. De hecho, según apuntan fuentes cercanas al caso, la mujer habría fallecido a golpes.

Fue sobre las 23.00 horas de este miércoles cuando uno de los hijos de la fallecida- la mujer tenía un hijo y una hija- localizó el cuerpo sin vida de su madre en la entrada de la vivienda familiar. 

Se da la circunstancia que el inmueble, que es una casa terrera de dos plantas, está dividido de tal forma que en el piso de arriba vive su hija y en el de abajo, donde se halló su cadáver, residía ella. Tras encontrar el cuerpo sin vida de su madre dio aviso de forma inmediata a la Guardia Civil

Al llegar los agentes comprobaron que la mujer presentaba signos evidentes de haber sufrido una muerte violenta. Poco después llegaba la autoridad judicial que decretó el levantamiento de su cadáver ya en horas de la madrugada de ayer. 

Autopsia

El cuerpo de Esther fue trasladado al Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses en Las Palmas de Gran Canaria para practicarle la autopsia.

Este análisis servirá para determinar las causas exactas de su fallecimiento y la hora aproximada en la que tuvo lugar. La vivienda quedó rápidamente precintada por la GuardiaCivil.

Desde el primer momento, el instituto armado desplegó un amplio dispositivo para comenzar las pesquisas, que se han declarado secretas por parte de la autoridad judicial, para intentar esclarecer qué sucedió en la noche del pasado miércoles y quién acabó con la vida de esta vecina del barrio de Aríñez.

En la entrada a la planta baja de la vivienda, a la que se accede por un lateral, aún habían restos de un charco de sangre reseco. La puerta metálica y con cristales opacos tenían también alguna salpicadura. Ni rastro de sangre en el resto del acceso a la vivienda. Esta no tenía signos de haber sido forzada, lo que no casaba con la posibilidad de que hubiese sido víctima de un robo violento.

Restos de sangre en la entrada a la vivienda de María Esther R., en el barrio de Ariñez

Restos de sangre en la entrada a la vivienda de María Esther R., en el barrio de Aríñez / ANDRES CRUZ

Los pocos vecinos de la zona, esta en cuestión cuenta con pocas viviendas dispersas a lo largo de la carretera general de Aríñez, mostraron su asombro y tristeza por lo sucedido. Afirman que Esther, como la conocían, era «una vecina de toda la vida» y apuntaron que en la noche del crimen no oyeron ningún ruido ni grito que les alertase. Si oyeron un alarido de dolor, cerca de la madrugada de ayer jueves, procedente de la vivienda. Justo cuando llegaron sus familiares a la vivienda.

Durante toda la madrugada agentes de la Guardia Civil comenzaron con la investigación en el interior del inmueble. Un intenso trabajo que continuó durante toda la mañana de ayer y hasta bien entrada la tarde.

Entre los actuantes se desplazó un equipo de agentes del Servicio de Criminalística de la Policía Judicial de la Guardia Civil trabajaron intensamente en la recopilación de pruebas e indicios vitales para la investigación puesta en marcha. Una inspección técnico-ocular que se dilató durante horas.

Pruebas

De hecho, pasadas las seis de la tarde, cuando las nubes comenzaban a tomar posiciones en el cielo, uno de los agentes salió de la vivienda en cuestión con una caja de cartón, de tamaño medio, completamente precintada. Abrió el todoterreno de color gris en el que se desplazaron hasta el lugar del crimen y tras depositarla en su maletero volvió al interior de la casa. Una acción que repitió en varias ocasiones.

Del interior se oía el aullido de un perro al que respondían otros canes del barrio. Era lo único que rompía el silencio y la tranquilidad en este rincón de las medianías de Gran Canaria.

«Me enteré por las noticias. No me lo puedo creer. Esta es una zona tranquila. Tenía un trato que ella que no iba más allá de los saludos», apuntó ayer un vecino mientras abandonada la zona en su coche. Y es que la noticia cayó ayer como un jarro de agua fría entre los residentes a lo largo de la carretera general de Aríñez. 

Lo que sí tuvo claro desde un primer momento la Benemérita es que la muerte violenta de Esther no era un caso de violencia machista. La mujer estaba separada desde hacia años de su exmarido y padre de sus dos hijos con el que mantiene una buena relación, según las fuentes consultadas. Además, no estaba dentro del Sistema de Seguimiento Integral de los Casos de Violencia de Género (Viogén) ni había denunciado nunca a su exmarido.

Tras descartar esta opción las pesquisas se encaminaron hacia otras posibilidades centrando sus esfuerzos en ellas. Antes de cumplirse 24 horas tras la muerte violenta de María Esther R., los agentes procedían a la detención de un hombre como principal sospechoso de este homicidio. 

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