Mujeres en la cúspide de la Policía Nacional y en primera línea contra el crimen: «Solas no podríamos, el trabajo se hace en equipo»

Almudena Sánchez, jefa de la UDEV del Cuerpo Nacional, y Natalia Lorenzo, jefa de Homicidios en Las Palmas de Gran Canaria forman parte de los 50 agentes de la red de negociadores

Almudena Sánchez, jefa de la UDEV, habla con Natalia Lorenzo, jefa de Homicidios, sobre los casos de la jornada

Almudena Sánchez, jefa de la UDEV, habla con Natalia Lorenzo, jefa de Homicidios, sobre los casos de la jornada / José Carlos Guerra

En una de las plantas altas de la Jefatura Superior de Policía de Canarias se libra la batalla, cara a cara, contra el crimen. Y en esa primera línea de combate, poniendo nombre y rostro a los delincuentes para sacarlos de la calle, están dos mujeres: Almudena Sánchez, inspectora jefa y jefa de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV), y Natalia Lorenzo, inspectora y jefa de Homicidios. Sánchez y Lorenzo, un binomio femenino en la cima de la Policía Nacional que, por si fuera poco, pertenece al medio centenar de negociadores que hay en todo el territorio nacional. 

Sánchez, licenciada en Derecho por la Universidad de Salamanca, entró en la Policía Nacional en 1997: pasó por la escala básica y la ejecutiva hasta jurar el cargo de inspectora. Con él, su nuevo (y por ahora) definitivo destino: Las Palmas de Gran Canaria, como inspectora de Policía Judicial. En la actualidad, como responsable de la UDEV y jefa de sección, tiene a su cargo a 25 policías de diferentes unidades: Homicidios, Patrimonio, Delitos Tecnológicos...  

Enfrente de su despacho, el de Lorenzo que es, más bien, la sala del Grupo de Homicidios. Nacida en Ferrol pero licenciada en Derecho por la Universidad de Santiago de Compostela, su único destino (desde que entró en el Cuerpo en 2009) ha sido la capital de Gran Canaria. En su equipo, ocho personas: tres mujeres y cinco hombres que tal vez sean los que se enfrentan a los sucesos más atroces que se cometen en la Isla: crímenes, desaparecidos, secuestros, muertes violentas... 

La lista es un suma y sigue, al igual que los nombres que Lorenzo menciona, esos que ocuparon u ocupan la pizarra de la sala y que han dejado de ser, simplemente, casos a resolver. Yéremi Vargas, Sara Morales, Juana Ramos, el matrimonio de Guanarteme... Las espinas clavadas de Lorenzo que solo desea que algún día (sea ella u otro) pasen a estar en la carpeta de ‘resueltos’, como el de Saray González, asesinada por su vecino, uno de los que se siente orgullosa. 

Pero ambas lo tienen claro: son mujeres, una madre y la otra hija, agentes, jefas... Pero –recalcan– solas no podrían. «Ha sido el Día de la Mujer, pero nosotras solas no podríamos. El trabajo, para que salga bien, se hace en equipo», dice, con rotundidad, Lorenzo. La responsable de Homicidios lo tiene claro en sus investigaciones: «Paridad». Igualdad. 

La inspectora jefa, Almudena Sánchez, durante la negociación en un intento de suicidio

La inspectora jefa, Almudena Sánchez, durante la negociación en un intento de suicidio / C. A. C.

«A la hora de trabajar, para mí, lo importante es tener un punto de vista femenino y otro masculino. Me gusta que siempre vayan una mujer y un hombre, porque lo que ve el uno, no lo ve el otro. Se fijan en detalles muy diferentes y al llegar te cuentan cosas tan distintas que casi parecen dos casos. De esa forma es cuanto más se aporta», confiesa sobre su modo de trabajar: «Y para mí es imprescindible. Además, cuando resolvemos un caso lo hacemos por lo que aporta cada uno. Así se disfruta más. No hay color».

La disponibilidad absoluta y el móvil siempre en sonido –«les digo a mis amigos que no podemos ir a un sitio sin cobertura», revelan entre risas– son dos de las máximas de estas agentes. Preparadas y exigentes, la palabra rutina está fuera de su diccionario.

«Aquí la rutina casi depende del azar», afirma Sánchez: «Un día siempre es diferente al otro». Lorenzo intenta tomarse cada mañana un café con su equipo, pero las conversaciones (gran parte del tiempo) se centran en el trabajo. 

El año pasado fue, desde que las jefas llegaron a la capital, el año en que menos homicidios hubo: dos en la ciudad (su principal área de actuación) y tres si tenemos en cuenta toda la Isla, según indica el último Balance de Criminalidad del Ministerio del Interior. «Si otras comisarías necesitan nuestro apoyo, nos hacemos cargo de los homicidios que ocurran en la provincia», dice Lorenzo. 

Alerta ciudadana por los desaparecidos

Aunque no solo en los asesinatos se centra su día a día. «En Las Palmas, en general en Canarias, hay mucha alerta ciudadana por los desaparecidos, sobre todo, si son menores, a raíz de los casos de Sara Morales y Yéremi Vargas», asegura la inspectora. Nueve años después, en 2016, se le perdió la pista a Juana Ramos, con la sombra del crimen machista siempre como principal hipótesis.

Esos sucesos no se quedan en la sala de Homicidios cuando las luces se apagan. Llevárselos a casa, darle vueltas, es una constante. También el trato con los familiares, que pasan a ser mucho más que eso. «Conoces a la familia, entablas relación. A la madre de Sara Morales la conozco desde que llegué; a la hija de Juana Ramos desde que desapareció... Cada equis meses me mandan un WhatsApp, quedamos a tomar un café... Me daría mucha rabia que esos casos no se resuelvan, aunque hace tiempo que no tenemos novedades», desvela con pesar, y añade. «No tengo que resolverlos yo, que los resuelva cualquiera», declara, casi como si fuese una súplica, la jefa de Homicidios.

Por eso, estos sucesos no se guardan en un cajón pese a la falta de avance. «Los miramos de manera constante. A veces tenemos agentes de prácticas un mes y lo primero que hacemos cuando llega alguien nuevo es darle esos casos porque vienen frescos, a ver si se les ocurre algo en lo que los demás no hemos caído, si consiguen darle una vuelta, por muy absurda que pueda parecer en un principio. Siempre lo intentamos todo porque no perdemos nada y nos quedamos tranquilos pensando en que, al menos, se ha hecho», revelan.

Los secuestros (área que también afecta a las inspectoras) tampoco forman gran parte, afortunadamente, del panorama delincuencial canario, aunque sí hay algunas detenciones ilegales para cometer otros delitos. El último caso fue en diciembre: cuando un chico denunció en Ceuta que su padre había sido secuestrado en Gran Canaria y, como rescate, le pedían droga. Consiguió liberarse a la víctima.

Pero por si no fuese suficiente, desde las plantas altas de la Jefatura, a los pies de la Marítima, Sánchez y Lorenzo también se formaron como negociadoras: solo hay 50 en activo en España; ellas son dos de las que conforman esa cifra. En el Archipiélago hay cuatro agentes en la red: tres mujeres, un hombre. Accedieron en 2021, las dos juntas cuando solo había una plaza. Supuestamente.

«Optábamos a una vacante pero nos quedamos las dos. Estaría muy igualado o, a lo mejor, es que entre las dos solo hacemos una», ríen. Intentos de suicidio, atracos, secuestros... El caso más complicado: un joven que se atrincheró junto a su familia en una vivienda de la capital hace un par de años y amenazaba con suicidarse. «Llegamos cuando la situación ya se ha convertido en crítica, cuando se ha enquistado. A veces los agentes consiguen revertirla y no hace falta que nos presentemos», explica Sánchez: «Los compañeros de Seguridad Ciudadana son los que más gente consiguen salvar». Pero de nuevo, en incidentes, ellas lo tienen claro: trabajo en equipo.

«Solemos ir siempre dos. Uno habla y el otro se encarga de darle apoyo en lo que necesite, en buscar un sitio, en llamar a familiares, obtener información sobre la persona para saber qué temas tocar...», aseveran: «A veces lo más complicado es conseguir conectar y que confíen. Y para ello, los apoyos son vitales. No puedes dejar de darle conversación y ponerte a buscar información. Tienes que estar centrado en la víctima, no en si otros equipos de emergencia cierran la calle. Trabajo en equipo, siempre hay un equipo detrás», insisten. 

100% de éxito

Desde que se incorporaron a la red, el 100% de sus intervenciones en estos casos se han resuelto de manera exitosa: «Y no sabemos si estamos preparadas para lo contrario». Sus reglas son tres: contener, esperar, escuchar.

Más allá del 8-M, en 2024 las policías están de aniversario: se cumplen 45 años desde que la mujer ingresó al Cuerpo Nacional. Las agentes femeninas forman el 18% de la plantilla de Policía Nacional. «Han cambiado muchas cosas desde entonces, pero ha sido una evolución natural, caminamos de forma paralela a la sociedad», cree Sánchez. 

Innovación y evolución, sobre todo a nivel tecnológico. «Aunque se ha logrado mucho, siempre se puede mejorar». Y sobre todo: «Nos esforzamos en estar al mismo nivel que la sociedad y que los delincuentes, que son nuestros clientes», dice la inspectora jefa, y no oculta que no es tarea sencilla.

En la entrada de su despacho, dos chalecos con la palabra «negociador», uno de ellos antibalas, cuelgan de un perchero. Preparados siempre por si hay que salir y dar caza a esos que de forma irónica llaman clientes. Y lo logran.