La familia de uno de los menores desaparecidos en El Confital mantiene "la esperanza para cerrar el duelo"

Cuatro días después de la desaparición de dos chicos en la costa de La Isleta siguen las labores de búsqueda

Pasan las horas y el pesimismo se va apoderando de las familias de los dos menores desaparecidos el pasado viernes ocho de marzo en la costa de El Confital, en Las Palmas de Gran Canaria. Alejandro y Yassine, de 17 y 16 años de edad respectivamente, fueron a esta zona escarpada de La Isleta durante la mañana de ese día para ir a pescar. Cinco días después, a pesar del intenso dispositivo de búsqueda desplegado por las Fuerzas de Seguridad y Emergencia, sigue sin haber rastro de los chicos. De hecho, hasta ayer los buzos no habían podido sumergirse en la zona por las malas condiciones.

Con la vista puesta en la costa volcánica de La Isleta, Pedro, el abuelo de Alejandro, asegura que mantiene, al menos, «la esperanza de encontrarlo para poder cerrar el duelo». Han pasado días. Días en los que la familia de este joven del barrio capitalino de La Feria ha permanecido apostada en el paseo de la calle Apostol Mateo, en Las Coloradas, desde donde se divisa, de manera parcial, la zona en la que está trabajando el dispositivo de búsqueda.

Pedro y Alejandro mantenían una relación entre abuelo y nieto «en la que había mucho feeling», se sentían muy unidos, tal y como el familiar reconoce. Natural de Algeciras, Cádiz, desde que a su hijo le dieron la voz de alarma el pasado viernes ambos buscaron la manera de cómo trasladarse hasta Gran Canaria. «Llegamos el sábado y desde entonces hemos estado aquí», relata.

Un chico especial

Este algecireño estaba más que acostumbrado a coger un avión y venir a la isla para ver a su nieto. Los padres de Alejandro llevaban separados desde que este era pequeño y la madre, canaria, había decidido regresar a su ciudad en lugar de quedarse en Andalucía. Pero la relación entre familias, lejos de romperse, siguió viva. Son muchos los momentos en los que Pedro disfrutó de la abuelidad con su nieto. Ahora, la mejora del estado del mar es un soplo.

Busqueda  de los menores desaparecidos en El Confital.

Busqueda de los menores desaparecidos en El Confital. / José Carlos Guerra

«Iba a venir en abril a Algeciras a la primera comunión de su prima», indica Pedro, es más, tenía ya preparado el pasaje para ir a verlos en agosto, «lo pasábamos juntos todos los años, al principio era yo quien lo acompañaba en los vuelos, siempre hemos tenido un feeling muy especial». 

«Pasaba conmigo agosto en Algeciras, siempre hemos tenido un feeling muy especial»

Cuando intentaron desbloquear el teléfono del chico, una vez los agentes les entregaron las pertenencias que encontraron en las rocas, vivió un momento especial, «la novia de Alejandro sabía la contraseña, 2010, el año en el que España ganó el Mundial, la chica me miró y dijo que siempre ponía esa contraseña porque era un partido que vio con su abuelo».

«Le apasionaba el fútbol, cuando veía los partidos en la distancia siempre me los comentaba por teléfono», resalta. Es más, «él jugaba a baloncesto y cuando había un partido me llamaba para decirme que lo retransmitían por Youtube», señala, «y lo veía, claro». «Era muy buen chico», añade Clotilde, abuela de la novia del chico.

El abuelo del chico desaparecido no para de preguntarse qué habrá pasado, aunque, matiza, «no hay que buscar culpables». «Él venía habitualmente a pescar con un señor que le había enseñado todo», aclara. En cambio, para Yassine, el otro menor desaparecido en la costa de El Confital, sí era la primera vez que iba a pescar.

No tenían clases

Los dos aprovecharon que no tenían clases por el día de la Mujer. La madre de Alejandro había quedado en recogerles a la hora de comer, pero ninguno de los dos chicos dieron señales. Todo indica a que los chicos desaparecieron por circunstancias que se desconocen poco tiempo después de llegar a la orilla. «Apenas había comido dos galletas del paquete que llebaban», cuenta Pedro. Las cañas estaban sin usar.

Al ver que ninguno de los dos chicos respondían a las llamadas, comenzó la voz de alarma. La madre de Yassine se puso en contacto con la de Alejandro, ya que esta era la que tendría que haberlos traído. Desde entonces, familiares y conocidos han estado apostados en la calle Apostol Mateo con la mirada puesta en la costa. Una costa que estos días ha estado enfurecida -desde el mismo día en el que desaparecieron-.