Caso Abierto - La Provincia - Diario de Las Palmas

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Tribunales

Tres personas van a juicio por robar una caja registradora vacía y ron

La Fiscalía pide de dos a siete años de cárcel para los acusados de fracturar la puerta del bar El Mono Malvado para robar una botella de licor y la máquina

De izquierda a derecha los acusados Paula S., José Braulio M. y José Octavio R., este miércoles en el juicio en su contra. M. S. J.

Dos hombres y una mujer se sentaron este miércoles en el banquillo de la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Las Palmas tras haber roto la puerta de un comercio para sustraer la caja registradora -que estaba vacía- y una botella de ron

Los acusados José Braulio M., José Octavio R. y Paula S. quisieron llegar en un primer momento a un acuerdo con la Fiscalía de aceptar ser los autores de los hechos para lograr una rebaja en la petición de la pena. El primero se vería beneficiado con una reducción de siete a cuatro años de cárcel. Mientras que a los otros dos les rebajarían seis meses y les quedaría la condena en tres años, seis meses y un día para el segundo y de dos años para la mujer. Sin embargo, cuando se celebraba la conformidad, los dos varones se retractaron y mostraron su negativa a este acuerdo que, a juicio de ambos, tenía unos beneficios pequeños. «No estoy de acuerdo porque es una rebaja de seis meses solamente cuando yo estaba bajo los efectos de la droga. Prefiero luchar», apostilló José Octavio R. que fue seguido por José Braulio M., pese a la recomendación de su abogado José Luis León Navarro. Mientras que Paula S. indicó antes del juicio que sí estaba de acuerdo con la calificación del fiscal siguiendo el consejo de su letrada Alicia Armas Navarro.

Ante esto, la Sala procedió a celebrar el juicio sin los beneficios que ofreció la Fiscalía a los acusados a cambio de declararse culpables. Los hechos se remontan al 29 de enero de este año cuando, según la acusación pública, sobre las dos de la madrugada los investigados se dirigieron al bar El Mono Malvado sito en el número 2 de la plazoleta Farray y fracturaron la puerta para robarse la caja registradora y una botella de ron. Los primeros en declarar fueron los agentes de la Policía Nacional que actuaron en la causa. Uno de ellos relató que la detención se produjo en Mesa y López después de que los vecinos llamasen al 091 para alertar sobre el robo. El funcionario explicó que les detallaron que eran tres los involucrados, entre ellos una mujer, «con determinada vestimenta» y, además, cuando les encontraron «tenían los posibles objetos sustraídos» por lo que procedieron a la detención. 

Los dos hombres que son reincidentes indicaron que les parecía «mucha» la pena que les piden

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Asimismo, ese agente añadió que «tanto Paula S. como José Octavio R. estuvieron muy pasivos durante la intervención y se mostraron colaboradores». De hecho, matizó que la acusada «reconoce y colabora con el esclarecimiento de los hechos y nos indica que estaban ahí», así como que los varones entraron al local y que fue una situación sobrevenida. «De todas maneras José Braulio M. coincide con las características del día anterior en la que recibimos otra la alerta de robo con violencia», sentenció, al tiempo que explicó que en esos meses por el toque de queda debido al Estado de Alarma no había nadie a esas horas en la calle. José Braulio M. incluso se lesionó tras resistirse al arresto y tuvo que ser trasladado a un centro de salud, así lo detalló otro policía. «Daba cabezazos a la ventana del coche y le tuvimos que decir que estaba siendo grabado para que dejara de hacerlo», apuntó el testigo.

Por su parte el propietario del bar narró que le llamaron sobre las tres de la madrugada para notificarle sobre el robo y al llegar se percató de que faltaba una botella de ron y la caja registradora en la que no había dinero ya que meses antes se la habían robado y desde entonces se lleva el efectivo del local.

José Braulio M. declaró que era culpable y que iba caminando con Paula S. cuando tomó la decisión de asaltar el establecimiento. «Ella no sabía nada, le dije que siguiera caminando, le di una patada a la puerta, quebré el cristal y cogí la botella junto a la caja registradora», relató. «Yo no conozco al otro acusado, lo detuvieron porque cuando llegué a Mesa y López me lo encontré, me pidió un cigarro para hacerse un porro y en ese momento llegó la Policía», comentó José Braulio M.

José Octavio R. sentenció que no era culpable y que no se encontraba en el local cuando sucedieron los hechos. «Yo estaba en Mesa y López pero no con ellos. Cuando me los encontré ya yo venía colocado y no recuerdo muy bien sólo que me hacía falta un cigarro», aseguró, al tiempo que reiteró que no conocía a los otros acusados de nada. «Ahora conozco a Braulio porque coincidimos en el módulo de la prisión», agregó.

Asimismo, detalló que no recordaba lo que Paula S. y José Braulio M. llevaban en las manos cuando les vio. Mientras que a preguntas de la Sala explicó que sabía donde quedaba el establecimiento «porque el robo salió en el periódico».

Cuando le tocó el turno a Paula S. de declarar, ésta dijo rotundamente que no era «culpable directa» por lo que la Fiscalía retiró el acuerdo que mantenía con ella de reducción de condena. La investigada relató que en esos meses trabajaba de noche en la calle Molino de Viento cuando se apareció José Braulio M. y la invitó a drogarse para luego llevarla a La Isleta. «Recorrimos varios locales y fui testigo de como ellos ingresaron, rompieron el cristal y agarraron la caja registradora. Ellos me dieron la bolsa con la caja y no les dije nada porque estaba drogada y no hacía cosas lógicas», destacó.

Finalmente la Fiscalía pidió una condena de siete años de cárcel para José Braulio M., cuatro para José Octavio R. y dos años y seis meses de cárcel para Paula S. por un delito de robo con fuerza en establecimiento abierto al público fuera del horario de apertura con la agravante de reincidencia para los varones, así como indemnizar al dueño del local con 505 euros por los daños. Las defensas pidieron para el primero la pena mínima y para el resto la libre absolución. Los dos hombres se quejaron en su derecho a la última palabra de que era «mucha» la pena por un robo con fuerza. El juicio quedó así visto para sentencia.

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