Fiscalía pide 15 años para un hombre por violar durante cerca de cuatro a una menor

La víctima, que era hija de su pareja, sufrió continuas penetraciones, felaciones y masturbaciones

Un hombre se sentará en el banquillo de la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Las Palmas el próximo jueves acusado de haber agredido sexualmente de manera continuada a la que era hija de su pareja durante cerca de cuatro años en su vivienda de Las Palmas de Gran Canaria. Por estos hechos, Fsicalía solicita una pena de quince años de prisión, así como una orden de alejamiento y comunicación respecto de la víctima por tiempo de 18 años. También interesa que le indemnice con 50.000 euros por los daños morales causados. Todo ello por un delito continuado de agresión sexual a menor de 16.

En su escrito de conclusiones provisionales, Fiscalía recoge cómo el acusado, presuntamente, se prevalió de su «relación de dominación» sobre la menor para «satisfacer sus libidinosos deseos» entre noviembre de 2016 y mayo de 2020. En ese lapso de cerca de cuatro años, el hombre habría mantenido relaciones sexuales completas con la joven con cierta frecuencia, a veces incluso menor que semanal, sin que esta las consintiera libremente y bajo el temor que le ocasionaba el procesado, rompiendo de esta manera la natural resistencia de la víctima.

Desequilibrio en su libre desarrollo

Los actos consistieron tanto en penetraciones vaginales, como en felaciones y masturbaciones. Ello provocó, según el Ministerio Fiscal, «desequilibrar el libre desarrollo de la personalidad sexual de la entonces menor».

Un grupo de mujeres protesta en Madrid por la sentencia de la violación grupal de los sanfermines.

Un grupo de mujeres protesta en Madrid por la sentencia de la violación grupal de los sanfermines. / EFE

El hombre, siempre según los hechos descritos por Fiscalía, estaba casado con la madre de la menor, que era hija de otra relación anterior, y convivían todos en el mismo domicilio de la capital grancanaria. Era asiduo que presunto agresor y víctima se quedaran a solas, puesto que la progenitora de esta se ausentaba de la casa para ir a trabajar. «El procesado, desde siempre, imponía su voluntad y criterio con carácter despótico, mediante la exigencia en el cumplimiento de unas reglas rígidas en el domicilio común», recoge el escrito de la acusación pública. Ello generó que la personalidad de la adolescente quedara anulada y creó en ella «un ambiente real de terror y sumisión».