Tribunales

Un mayombero se enfrenta a diez años de cárcel por una presunta violación en un ritual

El hombre cobra por realizar sesiones para aliviar dolencias, pero niega haber agredido a una clienta y atribuye la denuncia a que se sintió estafada

El acusado, de espaldas, responde a las preguntas de la fiscal en el juicio.

El acusado, de espaldas, responde a las preguntas de la fiscal en el juicio. / B. M.

Benyara Machinea

Benyara Machinea

Un mayombero acusado de drogar y violar a una clienta durante un ritual de protección ha negado los supuestos hechos en el juicio celebrado este martes ante la Sección Sexta de la Audiencia de Las Palmas. Santiago S. B. reconoció ante los magistrados que practica la religión de palo mayombe en su vivienda de Telde y que tuvo dos sesiones para intentar aliviar las dolencias de la denunciante a principios de 2021, pero asegura que en ningún momento la obligó a desnudarse ni la agredió sexualmente. Su versión es que la denuncia surgió porque la clienta no quedó satisfecha con la sesión y no quería pagar los 250 euros que costaba.

La fiscal no creyó al acusado y se reafirmó en la vista oral en su petición de pena de nueve años de cárcel por un presunto delito de agresión sexual. La acusación particular, ejercida por la letrada Pino Ruiz Cubas, reclama por su parte una sentencia condenatoria de diez años de cárcel, mientras que la defensa que desempeña el abogado Juan Betancor solicita la libre absolución de su cliente.

La víctima declaró que a finales de 2020 y principios de 2021 padecía una grave depresión, sumada a las dolencias físicas que sufría por un tratamiento de quimioterapia. Había acudido a varios santeros con la esperanza de mejorar, pero no había visto ningún resultado, por lo que se dio cuenta de que "solo querían dinero". Desesperada, pidió ayuda a una amiga, que conocía desde hace años a Santiago S. B., y le aconsejó probar una religión que venera a otros dioses.

La víctima requirió su ayuda con la idea de que le iba a "llevar al más allá"

La primera vez que vio al mayombero fue en noviembre de 2020 para una primera consulta, en la que le avanzó que la iba a "llevar al más allá". La denunciante asegura que los requisitos que le pidió para llevar a cabo el ritual de conexión con los difuntos, habitual en su religión, era realizar baños con flores, cascarillas de huevo y agua de perfume, antes de volver al santuario con una camiseta blanca.

"Había algo que me daba mala espina, pero me sentía tan mal que tuve que ir", afirmó la denunciante. Cuando fue al domicilio del acusado, lo encontró vestido con una bata y, según su versión, le dijo que tenía que quitarse la ropa y le dio una sábana blanca para taparse el cuerpo. Mientras hablaba en un idioma desconocido, la víctima asegura que le rocío la cabeza con un ungüento que le dejó somnolienta para el resto de la sesión.

En un momento dado, el encausado le indicó que tenía que ponerse de rodillas y le dejó sola en la habitación durante una hora. La víctima sostiene que, cuando regresó, le empezó a tocar el pecho y las partes íntimas. Tuvo un momento de inconsciencia y lo siguiente que recuerda es abrir los ojos y ver que le estaba penetrando: "Me fijé en que tenía fimosis, no se me olvidará en la vida".

No pagó la consulta

La denunciante abandonó la vivienda al finalizar la sesión y, según ella, no pagó nada por la consulta. Esa misma noche llamó a la amiga que le había acompañado hasta el santuario y le confesó lo que supuestamente había pasado, a través de una llamada que también oyó por manos libres la sobrina del acusado. "Su sobrina me dijo que también había ido a alguna sesión de Santiago y le había pedido unas bragas para el ritual", afirmó.

Por el contrario, el apelado mantiene que lo que hizo fue colocar a la clienta en una especie de altar, pedirle que se arrodillara y rociarla con esencia de flores, un remedio natural para aliviar el mal estado emocional que se vende en herbolarios. "Ella estaba vestida en todo momento", insistió el encausado en su declaración, para después concretar que es "una falta de respeto que vayan al altar desnudos".

El acusado en el juicio celebrado este martes ante la Audiencia de Las Palmas.

El acusado en el juicio celebrado este martes ante la Audiencia de Las Palmas. / B. M.

Al finalizar la sesión, el mayombero le dejó unos minutos a solas para despedirse de los difuntos. "Pasan unos 20 minutos y dice que se siente estafada. Me pide que le devuelva el dinero de la consulta", afirmó el acusado. Lo último que asegura que le dijo a la denunciante es que tenía que volver a los 21 días para completar el ritual, conforme se iba bajando un vaso con una vela empleado en la ceremonia.

Los peritos recogen que no había muestras de ADN masculino en las partes íntimas de la denunciante

Los peritos que examinaron las muestras de ADN del varón reflejaron en sus informes que no había restos biológicos en la vagina ni en la ropa interior de la denunciante, aunque matizan que, si la mujer se bañó al salir de la estancia y no hubo eyaculación en las relaciones sexuales, podría no haber indicios. En cuanto a las sustancias que pueden provocar somnolencia, acreditaron que existen componentes que pueden causar esos efectos al ser ingeridas o suministradas por vía intravenosa: "Por inhabilitación prolongada puede haber sustancias que ocasionen aturdimiento, como el cloroformo, pero es difícil conseguirlas".

La defensa del acusado hizo alusión en sus conclusiones a que la víctima manifestó que se había dado cuenta al ver las partes íntimas de Santiago de que tenía fimosis, pero no era capaz de precisar si tenía puesto un preservativo o no. "Si quitamos la declaración de la denunciante, no encontramos nada", enfatizó el letrado.

Suscríbete para seguir leyendo