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Montelongo: "Jinámar es un lugar digno para vivir por el esfuerzo de sus vecinos"

El pregonero de las fiestas de la Concepción y la Caña Dulce alaba la laboriosidad de los residentes y su compromiso - Anima a los jóvenes a lograr nuevas metas

Víctor Montelongo Parada, presidente de El Museo Canario, demostró ayer en el pregón su cariño y aprecio a los habitantes de Jinámar y reivindicó como docente la recuperación de la imagen de un barrio que posee unos valores naturales, biológicos y arqueológicos que deben conservarse, y evitar también que se le identifique como un lugar conflictivo cuando no lo es.

El pregonero de la Inmaculada Concepción y la Caña Dulce, que leyó su pregón en la iglesia de la Concepción por las medidas de precaución adoptadas por el mal tiempo y con un retraso de 20 minutos, hizo un recorrido donde las vivencias personales y sus conocimientos académicos se entrecruzaron para concluir que "desde la perspectiva de un docente, Jinámar es un lugar privilegiado, a caballo entre lo urbano y lo rural, es un lugar estratégico para comprender como se conforma una urbe contemporánea con sus infraestructuras residenciales, energéticas, hídricas, alimentarias, de suministro de comunicaciones, comerciales... a la vez que presenta la posibilidad de aproximarse 'in situ' a lo más genuino de nuestra naturaleza y nuestra historia".

Montelongo Parada, conocedor de la realidad de Jinámar, ya que ejerció como docente en el IES Jinámar 2 entre los años 2007 a 2011, quiso no solo aportar en su pregón un inventario de las virtudes que para un científico tiene este barrio, sino que añadió su agradecimiento y recuerdos a un lugar al que se siente unido desde siempre, incluso antes de ser su destino profesional. Y es que el pregonero, tras agradecer la invitación de la comisión de fiestas, señaló que "me reconforta el saber que me hallo entre queridos amigos jinameros, de cuya amistad me siento complacido y orgulloso y, como amigos corresponde estoy seguro de contar con su benevolencia". Otro lazo que une a Víctor Montelongo con las fiestas de la Inmaculada Concepción es familiar: su madre, su hermana y su abuela se llaman Inmaculada, "de modo que en fecha tan señalada, cada ocho de diciembre llegaba a mi barrio natal de Los Arenales los ecos de la fiesta de Jinámar en forma de peregrinos que llevaban por báculo una caña dulce y por vianda algún racimillo de sabrosas támaras", que repartían entre la chiquillería, "lo que mediada la década de los cincuenta era cosa de agradecer".

El pregonero recordó su paso por el colegio de los Jesuitas, orden religiosa que tuvo gran importancia en el Valle durante dos siglos y de la que se conserva la toponomia del Cortijo de San Ignacio, y su etapa de docente, periodo "del que guardo un gratísimo recuerdo, especialmente de sus gentes".

Después de estas palabras, el presidente de El Museo Canario recordó los sucesos en la Sima de Jinámar -los de la Guerra Civil y siglos atrás la matanza de franciscanos mallorquines-, que consideró trágicos, pero parte de la historia de Gran Canaria. Añadió el origen bereber del topónimo Jinámar y que un aborigen llamado Pedro de Xinámar colaboró en la conquista de Tenerife. También hizo alusión al importante patrimonio arqueológico del barrio, desde el yacimiento de Los Barros, pasando por el asentamiento de La Restinga o la necrópolis de la Montaña del Roso, "que nos aproximan a la verdadera importancia que el Valle de Jinámar tuvo en el pasado prehispánico".

En su faceta de biólogo, el pregonero destacó la pita sábila o sabililla, hoy más conocida como aloe vera, y la orijama, conocido por leña buena, que dan constancia de la existencia de importantes asentamientos aborígenes en Jinámar y que ya utilizaban el aloe vera como planta medicinal y la orijana, por la excelente calidad de su madera, para elaborar bastones y el badajo de las cencerras. No obstante, los mayores honores del pregonero se destinaron a la Lotus kunkelii, un ejemplar herborizado por primera vez en 1956 y convertido en especie en 1972 y que es un endemismo único en el mundo. Montelongo desveló que su nombre popular de hierbamuda se debe a Günther Kunkel, quien le comentó que la había llamado así "por el hecho que creciendo en lugar tan cercano dentro del municipio de Las Palmas de Gran Canaria, hubiera pasado tanto tiempo desapercibida, callada, hasta su relativamente reciente consideración como tal especie".

Montelongo también destacó en su intervención el gran valor geológico de Jinámar, "una expresiva muestra del vulcanismo reciente y de la génesis de las estructuras asociadas", al tiempo que lamentó la desaparición del paisaje jinamero por la gran intervención del hombre -urbanizaciones, carreteras, entre otras-, que ha causado también la práctica extinción de aves propias de ambientes esteparios -calandria, el pájaro moro-, aunque otras especies se han adaptado al cambio, como el cernícalo. El recuerdo del fallido proyecto del Palmeral del Mundo, que reposa en algún cajón desde 1991, el buen clima para la agricultura, como el cultivo de la caña de azúcar y su posterior producción industrial, llevaron al pregonero a concluir su intervención con el recuerdo de su etapa como docente, donde pudo conocer a sus habitantes, a los que alabó su laboriosidad, su bondad y que "deben sentirse orgullosos de ser jinameros y esforzarse por alcanzar metas que no estuvieron al alcance de sus padres y abuelos", en referencia a la elevada población infantil y juvenil de Jinámar.

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