¿Cómo se inició en el timple?
Soy un curioso integral. Comencé con 20 años, aunque siempre he tenido guitarra. Me gusta disfrutarlo con gente que sabe estar de parranda. También, el fallecimiento de mi hijo ha contribuido, él era alumno del maestro Colorado de Fuerteventura, y hace un tiempo pensé que podía dedicar mi tiempo a esto.
¿Es autodidacta?
Sí, y empecé por el corazón, porque es un instrumento musical identitario al venir de mi tierra. He creado dos de mis timples. Alberto Cárdenes me enseñó cómo hacerlo, pero sin tocar él nada, yo lo hice siguiendo sus instrucciones. Me miro en la vitrina donde los tengo y me veo lleno de timples todo el día.
¿Cree que las nuevas generaciones tienen interés en esto?
La sociedad está bastante desagregada. Por un lado, las familias que están bien estructuradas suelen llevar a sus hijos a aprender música, pero el resto no suele hacerlo, aunque puede haber algún fenómeno. Un padre que ve que su niño está aprendiendo saxo o flauta travesera, por lo general quiere que toque también el timple. El instrumento es pequeño, no es un problema para los niños, y aprender tampoco cuando se da con grandes maestros, de los que hay muchos.
¿Cuántos timplistas conoce?
Cuento 143 censados, pero hay muchos más. Contabilizo según de los que tengo constancia en movimiento, porque si no tengo un vídeo, para mí no existen.
¿Hay más hombres o mujeres?
Hombres, y las mujeres que hay suelen venir de la mano del Colorado. Julia Rodríguez, su hija, es, para mí, la mujer con la que me quedo de las que tocan el instrumento. Tampoco hay mucha diferencia a la hora de tocar entre hombres y mujeres, el varón lo hace, quizás, más potente y la fémina más suave, pero hay delicadeza por ambos.
¿La forma de enseñar es igual a la de otros tiempos?
La ventaja en la actualidad es que los maestros de antes se guardaban cosas para ellos y no las enseñaban. Los de hoy cuentan lo que saben, e incluso dan masterclass. Así hemos ido avanzando, hasta el punto de que nunca hubo un tiempo de tanta calidad como este. Sobre todo, hay lutieres que están al servicio de los maestros para crear el instrumento a su gusto.
Bautiza todos sus timples.
Sí. Cuando sé que voy a tener uno nuevo, empiezo a organizarlo todo. Miro dónde lo podemos celebrar, cuántos somos, etc. Luego llamo a los compañeros y elegimos un padrino, así David León será el de mi próximo. Nos reunimos y hacemos un tenderete de comer, beber, cantar y tocar, como la cochinada que hicimos este año en Lanzarote donde éramos unas 60 personas y compartimos un cochino de 80 kilos. Si la casa de uno está libre y se ofrece, hacemos un asadero, otras veces un caldo de pescado en la mía y así somos una gran familia.
Quiere que se enseñe a tocar el instrumento en los colegios.
Sí, que se imparta en todas las escuelas del Archipiélago. Los timplistas son músicos de verdad que han estudiado guitarra clásica y se han especializado en timple, muchos maestros de escuela en educación musical. Desde la Asociación del Timple Canario proponemos la implantación de la enseñanza reglada en toda la educación de Canarias. Está la fórmula, el Cabildo nos apoya y el gobierno canario tiene que poner el dinero. Es un proyecto encaminado que se puede conseguir.
¿El timple es conocido fuera?
Cada vez más. Grandes tocadores están tocando timple fuera. Los instrumentos macaronésicos son muy similares. Tengo relación con gente de Madeira y de otros lugares por el timple, y muchos vienen.
Trabaja para que no se pierda.
Para que el timple perdure y sea un legado. Recupero vídeos y testimonios de mayores para que la gente lo conozca y sea estudiado por generaciones futuras.
¿Con qué palabra definiría este instrumento canario?
Alma. Sin duda, el timple es el alma de los canarios.
