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Una jornada festiva | Las playas

San Juan se queda en familia

El tiempo inestable deja las playas de Telde para el disfrute de los bañistas de toda la vida - Los negocios gastronómicos funcionan todavía a medio gas, pese a la festividad

Una vista general de la playa de Melenara, ayer. LP/DLP

Las fiestas de San Juan pasan de puntillas por Telde. El municipio se quedó sin las grandes hogueras y los encuentros multitudinarios, como manda el momento para evitar los contagios masivos, y todo ha quedado reducido en esta edición a actividades divulgadas en las redes, y a las reuniones a domicilio entre allegados. Ni siquiera la jornada festiva de ayer sirvió para animar las celebraciones. Las playas del municipio distaban mucho del ambiente que podría garantizar un mes de junio, mientras los negocios siguen estando a medio gas. Los grancanarios prefirieron tomar otros rumbos en busca de un mejor tiempo para tomar el sol, dejando en familia las zonas de baño del segundo municipio más importante de Gran Canaria.

Nubes, bochorno, algunas chispas y viento. El día de San Juan tuvo una gran mezcla de condiciones de temperatura, que hizo poco atractivo para muchos optar por el litoral de Telde. Y, ante la incertidumbre, tomar el sol en el sur parecía una mejor opción. Y todo, tras el cierre de todas las playas del municipio la noche tradicional de las hogueras.

San Juan ha quedado en familia este año. El número de personas que se tumbaba en la arena durante el mediodía de ayer en La Garita casi se podía contar. Entre ellos estaban los Padrón, que sobresalían entre todo por su amplio número. Bajo un tiempo poco agradecido, y con la bandera amarilla ondeando en las inmediaciones del puesto de socorro, una decena de sus componentes hablaba de forma distendida descansando en sus tumbonas y sillas, y bajo las sombrillas, con algún enyesque para sacar el hambre y la sed.

Aunque proceden de Las Palmas de Gran Canaria, sus integrantes aseguran que suelen ir juntos al lugar buena parte de los sábados. Y, ayer, como era festivo, continuaron con esa rutina. Aunque tienen que coger el coche para trasladarse de municipio, la razón que esgrimen es muy sencilla, ya que les resulta muy cómodo para aparcar, casi sobre la arena, a diferencia de lo que se pueden encontrar en Las Canteras, según su misma explicación.

Los restaurantes y negocios próximos funcionan a medio gas, aunque se aprecian algunos ciclistas tomándose un refrigerio después de las pedaladas.

Tampoco faltan en la arena los jóvenes bugueros, parejas, padres con sus niños y pequeños grupos. En este caso, la poca afluencia hacía innecesario que debieran tomar medidas para garantizar la separación física, como establecen las nuevas normas de separación física entre las personas para diluir el riesgo de contagios del Covid.

"Qué día más feo", comentaba un hombre a su acompañante.

En Melenara la única gran diferencia es que el bochorno permitía algo más de calor, aunque se entremezclara con las nubes y las rachas de viento. Pero también aquí se escucha en otro rincón a un hombre hablando de que están en un día extraño.

Y también se dialoga sobre los negocios del lugar, ya que hablan de que uno de los restaurantes decidió mantener su reparto a domicilio, como han hecho otras empresas, para sortear el cierre obligatorio de cara al público en estos meses atrás.

Sombrillas

También en este lugar predominante las familias con sus sombrillas, aunque como es habitual aquí la afluencia de bañistas es mayor, pero sin llegar a alcanzar la masificación y la ocupación de una extensa superficie de arena.

El fútbol, Messi y el Barcelona se entremezclan con las conversaciones cotidianas, mientras en la zona alta de la playa se escucha a una de las mujeres cantando los número de las lotería, seguida por un buen puñados de mujer con sus cartones. Eso sí, en bañador.

La zona de juego infantil ya está abierta para los más pequeños, que siempre es agradecido por los adultos. Pero el merendero sigue clausurado, como muestran las cintas colocadas por el Ayuntamiento de Telde para evitar grandes concentraciones, como la que se podía haber registrado en la noche de las hogueras de San Juan. Eso no impedía ayer a unas parejas colocar su mesa, sus sombrillas y degustar de la comida preparada que habían llevado para pasar la jornada festiva.

Ni siquiera los cobradores del aparcamiento de tierra podían prever grandes ingresos, pese a ser una jornada festiva en un mes de junio. En otras ocasiones los restaurantes sirven de atractivo para muchos visitantes, aunque en San Juan no se ha cumplido esa premisa. Unos, porque están cerrados todavía. Y, otros, porque los comensales distan mucho de un día cualquier del año, incluso en cualquier día laborable.

Tampoco cambia la situación en la pequeña cala situada junto a la bocana del puerto de Taliarte. En la escollera un buen puñado de pescadores de caña lanza el anzuelo. Y sobre las rocas unas pocas personas toman los rayos de sol que aparecen y desaparecen. Más allá, algunos nadadores se colocan el traje de neopreno para salir a nadar en el circuito de aguas abiertas, y unos pocos caminan por el paseo que une esta zona con Melenara. Pero también aquí se puede contar los presentes, sin riesgo a equivocación.

El tiempo empeora a medida que nos acercamos a Las Palmas de Gran Canaria y nos alejamos de la zona turística grancanaria. En la playa de Jinámar, en las inmediaciones del centro comercial Las Terrazas y el yacimiento de La Restinga, unas pocas personas desafían al mal tiempo y hasta a las chispas de agua que caen en algún momento.

Dos niños de corta edad disfrutan en una pequeña charca del agua del mar, mientras los pocos adultos se alejan del agua.

Telde, a pesar de la festividad de San Juan, se quedó ayer en familia. Y muchos optaron por otros destinos, como lo demuestran las retenciones que se vivieron a mediodía en la autopista camina hacia el sur, en busca de alternativas.

Las fiestas fundacionales de San Juan se han convertido en atípicas este año, hasta en las playas.

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