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La filtración de agua en una ladera de Jinámar afecta a una docena de negocios

Las lluvias han causado daños en la superficie del centro comercial de la fase II, que no está bien impermeabilizada | Los empresarios sufren el problema desde hace 20 años

La filtración de agua en una ladera de Jinámar afecta a una docena de negocios

El núcleo comercial más grande del Valle de Jinámar sufre desde hace más de 20 años problemas de humedades. La filtración de agua durante las épocas de lluvias en la ladera situada tras los bloques de viviendas ubicados en la fase II del barrio (al finalizar la calle Manuel Alemán Álamo) ha provocado graves deterioros en una docena de locales que se encuentran justo debajo. Los empresarios denuncian que la situación es insostenible y aprovechan la actual rehabilitación de los edificios residenciales que están efectuando las instituciones públicas a través del Plan Integral de Jinámar para solicitar ayuda.

Según relatan, el muro de contención no funciona con efectividad y la zona no está bien impermeabilizada, por lo que el agua acaba filtrándose en sus comercios; de este modo cada año deben realizar inversiones de 300 a 400 euros cada vez para arreglar los desperfectos ocasionados por las humedades. “Las pérdidas en todo este tiempo son incalculables”, expresa Soraya Ortega, propietaria de la pizzería El Dorado, que se ubica en este espacio. La empresaria añade que desde hace unos cinco meses el problema se ha agravado porque “hay una fuga de agua en la montaña que no sabemos de dónde proviene”, explica. La asociación de comerciantes se ha puesto en contacto con el Ayuntamiento de Telde para esclarecer el origen de la avería, que ya ha puesto en marcha a través de Fomentas (la empresa pública de vivienda) una investigación al respecto porque desconoce la causa.

Una fuga de agua en la montaña hace cinco meses agrava la situación de los empresarios

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“Los locales comerciales están justo debajo de la ladera, por lo que cada vez que llueve un poco se filtra el agua y la tierra; he tenido que reformar recientemente mi negocio e instalar un falso techo en el salón para que no caiga agua dentro, pero en la parte de atrás todo se encharca”, asegura Ortega, que además asevera que los comerciantes pagaron una obra para instalar un desagüe dentro del complejo comercial “porque cuando se pone a llover se inunda todo”. Y no es la única inversión que han efectuado. “Hace unos diez años pintamos toda la fachada del edificio, así como los muros de los jardines; también hemos pagado por la electricidad exterior, porque los vecinos de los bloques tienen el acceso principal a sus portales por el centro comercial y sino no tienen luz por la noche”, explica.

Rita Placeres, propietaria de la peluquería Placeres, explica que en su situación no sólo le afecta la filtración del agua de la ladera en las humedades del local, sino también en la propia electricidad, pues afirma que le ha saltado la palanca numerosas veces. “También estoy situada justo debajo de las viviendas y cuando los baños se tupen me sale porquería por la arqueta”, añade incrédula y expresa que espera que las obras de reparación de las viviendas también incluyan arreglos en el alcantarillado. El dueño de la cafetería de Las Delicias, José Méndez, confiesa que hace más de 20 años que compró dos locales por 70.000 euros para ampliar el negocio “pero no he podido abrirlos jamás por su estado; están destrozados por el agua, que lo ha reventado todo”, sostiene, añadiendo que es incapaz de pagar una rehabilitación.

“Compré dos locales, pero no los he abierto por su estado”, sostiene un afectado

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Otros empresarios como Norberto Hernández (dueño del asadero de pollos Caña Dulce) o Carlos C. D. (propietario del outlet de ropa del centro) denuncian que el problema persista año tras año y señalan que por muchas reparaciones que efectúen “esto no va a parar sino se arregla el muro de contención y se impermeabiliza”, expresan, y solicitan un mantenimiento constante de las zonas comunes de la zona: mejora en la jardinería, mayor limpieza y sobre todo una reestructuración y adaptación de los accesos para las personas con movilidad reducida.

“Sólo hay dos entradas a los bloques; la principal es una rampa demasiado empinada, por lo que muchas personas mayores no la suben y toman el camino más largo”, expresa Ortega, indicando que deben llegar casi hasta el centro de salud (pasando la cancha deportiva) para dar la vuelta y acceder a una rampa más accesible aunque por la que pasan vehículos.

Uno de los bloques de la fase II de Jinánar (en la parte izquierda recién pintado).

“Una persona que tiene problemas de movilidad no puede subir, por ejemplo, la compra de un supermercado ni con un carrito por esa rampa; y el resto son todo escaleras”, añade. “También hace falta más limpieza; Jinámar es un barrio muy grande, en donde conviven muchas personas y lo que necesitamos es un mantenimiento constante”, añade por otro lado la peluquera.

Los empresarios agradecen asimismo la inversión que se está efectuando en el arreglo de los edificios. “La verdad es que era algo esencial, que hacía mucha falta y lo valoramos enormemente; pero también necesitamos que se solucionen otros problemas de base”, añaden.

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