Legado de pinturas y palabras

La artista María Castro, viuda del poeta Juan Jiménez, vuelve a adentrarse en los paisajes del sur de la Isla con una muestra que atesora desde hace más de una década

La artista María Castro, en una foto de archivo, pues la artista aún no ha podido visitar la exposición de Telde a raíz de un accidente doméstico.

La artista María Castro, en una foto de archivo, pues la artista aún no ha podido visitar la exposición de Telde a raíz de un accidente doméstico. / LP/DLP

Benyara Machinea

Benyara Machinea

La artista María Castro trae a la Casa-Museo León y Castillo de Telde una muestra de 26 miniaturas que reflejan sus recuerdos en el sur de la Isla, volviendo con otro formato a una temática que afrontó hace más de 40 años en su primera exposición. La pintora, viuda del poeta Juan Jiménez, acerca de esta forma unas obras que atesora desde 2009, pero que han permanecido a la espera de ver la luz hasta ahora.

El sur de la isla de Gran Canaria es para la artista María Castro un cofre de recuerdos que atesora con esmero, donde guarda cientos de experiencias de los largos veranos que pasó junto a su familia, ligados de forma irremediable al olor del mar y a los vibrantes colores del paisaje. También es el motivo que empleó hace más de 40 años en su primera exposición de pintura, rescatado ahora con una nueva muestra de 26 miniaturas al óleo que se podrán visitar hasta el 19 de marzo en la Casa-Museo León y Castillo de Telde.

La veterana artista, que en pocos meses cumple 80 años, dio los primeros trazos para crear estas obras en 2009, cuando aún vivía junto a su marido, el poeta Juan Jiménez. El uso de la luz y los colores en los lienzos encandilaron al artista ingeniense, que le propuso la idea de transformar los cuadros en miniaturas, dando pie a su primera incursión en un formato que comprende en este caso desde los seis hasta los diez centímetros. Sin embargo, tras el fallecimiento de su compañero de vida, la colección permaneció 14 años a la espera de ver la luz en una galería. "Cuando pierdes a alguien con el que estás viviendo, no implica que al momento arranques y empieces a hacer cosas, sino que uno se retiene", incidió la artista.

La muestra que trae en esta ocasión al municipio de Telde marca el cambio de rumbo y la evolución que ha seguido su trayectoria, pese a mantenerse fiel a sus temáticas iniciales. La exposición Paisajes del Sur de Gran Canaria que mostró en 1980 en la antigua sala Cairasco, donde hoy se sitúa el CICCA, estaba compuesta por una serie de cuadros de distintas dimensiones mientras que, en esta ocasión, ha optado por crear ella misma sus propias miniaturas. "Volver a pintar los paisajes del sur de Gran Canaria me ha alegrado mucho, pero no ha sido algo fácil porque al elaborar las miniaturas tenía que calcular las distancias entre el observador y las pinturas", aclaró la artista.

"Cuando pierdes a alguien importante, no implica que al momento arranques y empieces a hacer cosas"

La trayectoria de la pintora por las distintas salas y galerías del Archipiélago comprende 12 exposiciones individuales, unas 10 colectivas y cinco o seis colaboraciones con prestigiosos artistas del Archipiélago, como Jane Millares o Tony Gallardo. Con el paso de los años su camino artístico se ha centrado principalmente en el mundo de la pintura, pero eso no le ha impedido publicar dos poemarios como El camino que viene es el que va o Más muescas en la memoria.

"Mi trayectoria artística comenzó hace más de 40 años gracias a mi marido, que desde un principio creyó en mí, me acompañó siempre y me animó a pintar y a escribir. No solo creyó en mí, sino que fue un estímulo constante e incondicional en mi vida", incidió Castro. Fue precisamente su pareja la que le animó a dejar a un lado su profesión a tiempo completo como docente, poco después de notar que lo que en realidad le hacía feliz era plasmar sus memorias en forma de trazos y palabras.

La trayectoria de la artista va ligada de forma irremediable a la del poeta, que ha dejado su impronta en cada una de sus exposiciones. Cuando entraba al taller y veía terminados los cuadros, a Jiménez siempre le venía a la cabeza un título adecuado, que después su mujer no dudaba en utilizar porque en todos los casos le encantaban. De hecho, los propios amigos de la pareja nunca llegaron a conocer este detalle y le hacían llegar sus felicitaciones por lo adecuado del nombre a Castro. "Me encantaba cómo me trataba, que me acompañara a las exposiciones y a veces ni dejaba que yo hablara, sino que lo hacía él por mí porque sabía exactamente lo que significaba cada una de las obras", señaló la pintora. "Lo que nunca hizo fue escribir sobre mí porque él decía que le gustaba leer lo que los demás escritores decían sobre mí, ver lo que yo hacía y él estaba contento con eso", aseveró Castro. 

Imagen de uno de los 26 óleos de pequeño formato de 'Paisajes del sur de Gran Canaria'.

Imagen de uno de los 26 óleos de pequeño formato de 'Paisajes del sur de Gran Canaria'. / LP/DLP

Las miniaturas que trae a Telde no tienen título, puesto que "son solo miniaturas recordando paisajes del sur», incide la artista, que rememora con todo lujo de detalles «el olor del mar, el color de la vegetación y de las montañas de estos lugares". Porque del paisaje insular le gusta todo y al mismo tiempo afirma que "cuando todas las experiencias se van quedando atrás, los recuerdos que tiene uno no los olvida". 

A raíz de un accidente doméstico la pintora aún no ha podido visitar la sala, a la que acudirá nada más se recupere, pero aun así se muestra satisfecha con las primeras reacciones que ha recibido. "Siempre me ha gustado resaltar el color y los que han acudido a ver mis exposiciones suelen coincidir al decir que tienen mucha luz, lo cual es verdad porque en todas las colecciones que pinto siempre miro y cuido mucho ese aspecto", aclaró.

"A mí me gusta mucho la poesía de mi marido y a él también le encantaban las cosas que yo pintaba"

La unión de dos personas con una vocación artística innegable, como son María Castro y Juan Jiménez, generó un ambiente propicio para la proliferación de sus respectivas obras, si bien cada uno tenía su estilo y hacía sus cosas por separado. "A mí también me gustaba mucho la poesía de mi marido y a él le gustaban las cosas que yo pintaba", alega la artista.

Ahora es una de las hijas del matrimonio, Irina Jiménez Castro, la que ha decidido continuar por esa vía, convirtiéndose en una amante de la lectura y del arte. El pasado 26 de enero, fecha en la que se inauguró la exposición, fue precisamente su descendiente la encargada de escribir y recitar el texto que daría inicio a la muestra, acompañada del escritor y amigo de la pareja, Emilio González Déniz.

 "Para todos los que la conocemos y seguimos su trabajo, nos resulta habitual esperar ese algo curioso y novedoso con el que María Castro consigue siempre sorprendernos porque su obra no sigue unas pautas previsibles, abarca una temática amplia y variada, como no podía ser de otra manera tratándose de una artista de inmensa creatividad", son algunas de las palabras que le dedicó a su madre el día de la inauguración. 

La artista María Castro junto a su marido Juan Jiménez en una imagen de archivo.

La artista María Castro junto a su marido Juan Jiménez en una imagen de archivo. / LP/DLP

La unión de la familia seguirá patente en las próximas salas y poemarios que lancen, pues la experiencia de enlazar sus respectivos campos de trabajo en los distintos proyectos ha resultado muy gratificante para la artista. "Me ha gustado mucho la experiencia de mezclar mi pintura con su escritura porque ella comprende mis cuadros, le encanta cómo los pinto, al igual que a su padre, y disfrutó mucho al escribir el artículo para la hoja de la sala", hizo énfasis. 

De cara a los próximos meses ya se encuentra planificando su siguiente exposición, con la que sacará a la luz otra serie de cuadros que guarda en su taller desde hace años. "Estoy contenta con mi vida, el tiempo va pasando, pero se conserva el cariño, las amistades y todas las cosas buenas", reflexionó la pintora.

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