Entrevista | Lara Collado Martín Fotógrafa

Lara Collado: "La fotografía me salvó la vida cuando sufrí acoso escolar"

La teldense Lara Collado ha logrado recientemente su séptimo premio internacional de fotografía, concretamente en Japón. La imagen y el arte en general fue un salvavidas para ella en un momento y ahora le imprime a su obra un carácter activista y social a través de una estética y una técnica que hace que sus fotos sean diferentes. Asia se le antoja en este momento un buen mercado para su arte. 

La teldense Lara Collado, en el parque Santa Rosalía.

La teldense Lara Collado, en el parque Santa Rosalía. / Juan Castro

Acaba de recibir el premio de plata certamen Tokyo International Foto Awards (TIFA), pero no es el primero que recibe en el extranjero. 

Sí, este es el más reciente, pero ya he logrado siete premios internacionales y ninguno aquí.

¿Ha participado en concursos en Canarias y en el resto del territorio español? 

Sí, me he presentado a alguno. El año pasado quedé finalista de uno en Castellón, pero de resto me echan para atrás siempre. 

¿Por qué? 

No sé si es por el estilo de fotografía que hago, que pasa después por un proceso de creación digital, o si es por algún otro motivo. Hace un par de meses, por ejemplo, me presenté a un concurso que era para exponer en una ciudad de Canarias y echaron para atrás mi proyecto por el apartado séptimo de las bases, que estipula que se debe tener premios, haber expuesto antes, tener reconocimientos y que fuera un trabajo innovador. Y yo tenía entonces seis premios, había hecho 16 exposiciones, tengo reconocimientos internacionales y creo que mi obra es innovadora, al menos no hay mucha gente haciendo este tipo de fotos, al menos en Canarias. 

¿Qué tiene de peculiar tu fotografía?

El estilo pictórico y los conceptos que trato, dando visibilidad ciertos temas, sobre todo sociales.  

Gran parte de su obra consiste en autoretratos que luego son sometidos a una intervención artística digital. ¿Cómo es el proceso creativo? ¿Por dónde empieza?

Primero pienso en un concepto, como puede ser el plástico en el mar, cómo puede ser la foto para que sea impactante, un poco dura para llegar al público y después de pensar y hacer el boceto, planeo la puesta en escena y los elementos que tengo que añadir en el proceso digital. Y luego ya paso a la magia del proceso

El arte como medio para hacer activismo social

La suya es una fotografía que podría denominarse activista porque es una vía que utiliza para denunciar algunos temas o dar visibilidad a enfermedades o problemas sociales. 

Empecé a hacer fotografía de pequeña, pero dejó de ser un hobby cuando en la adolescencia empecé a sufrir acoso escolar durante cuatro o cinco años. Como no se lo contaba a nadie, llegaba a casa, cogía una cámara y me hacía autoretratos como vía para soltar la angustia que tenía acumulada. Poco a poco fue investigando sobre fotografía y con los años retomé el autoretrato y ahora es un poco más crítica. 

¿Se puede decir que te salvó?

Definitivamente me salvó la vida; no sé que habría sido de mí. 

¿Cuándo consiguió hablar de lo que le estaba ocurriendo?

No lo recuerdo, pero con 22 o 23 años. Mis padres sí que lo supieron al final de mi trayectoria en el instituto y fueron a hablar al centro y allí le dijeron que eran cosas de niñas, que me amenazaran en el baño con un cúter eran cosas de niñas. Y eso que las que me acosaron eran repetidoras y eran mayores de 18 años.

También para poner el fonco con enfermedades como endometriosis y otras que se sufren en silencio, como decía aquel anuncio. 

Cuando me detectaron endometriosis no sabía lo que era y me di cuenta de que no solo con esta enfermedad, sino hasta el dolor menstrual eran temas vetados, cosas de mujeres, que si somos unas quejicas... Quería dar visibilidad a una enfermedad desconocida y muy presente, y hacer ver que el dolor menstrual no es solo una molestia, sino algo que parece que te están rasgando por dentro. 

Más apoyo al talento local

¿Ha expuesto en Telde?

Sí, una vez en solitario en julio de 2022 y varias veces en muestras del colectivo Enfoques, en el que me participé durante seis años. 

Y ahora, ¿tiene algún proyecto en marcha?

Ahora mismo estoy un poco parada porque estoy cansada de discutir con las instituciones para trabajar. Me he aburrido de las condiciones. Me llaman para hacer exposiciones con la condición de quedarse con una obra mía sin pagar, y no me puedo mantener del aire. Hasta hace poco estaba trabajando como autónoma, pero ahora estoy en un momento de pausa. Nadie quiere contratar exposiciones. Cuando les digo que cobro honorarios me dicen que no pagan a los artistas, pero luego veo que sí pagan a artistas que vienen de fuera. No se apoya a los artistas locales y eso es lo que le pido a las instituciones, más apoyo al talento para que no tengan que irse fuera.

¿Qué ha supuesto este nuevo premio en Japón.

Muy emocionante porque ya había conseguido en Europa y en América del Norte, pero esto es un nuevo premio en un nuevo país y en un nuevo continente. Además, en Japón se mueve mucho el tipo de fotografía que yo hago; les gusta más esta estética.

¿Significa esto que seguirá abriéndose hueco en el mercado cultural asiático?

Sí, intentaré buscando un hueco para exponer y vender mi obra allí. 

Por lo que no dejará la fotografía, sino que se centrará en otros lugares. 

Me centraré en otros países, aunque en realidad nunca dejaré de intentarlo de vez en cuando aquí porque la tierra tira e intentaré exponer y promover el arte en las Islas. De hecho, estoy ahora en un proyecto del Museo Canario que se llama Jóvenes en la Isla. Han seleccionado a 30 artistas de Canarias para hacer talleres y propiciar que nos convirtamos en referentes culturales en el futuro. Incluye también una residencia artística. 

Ahora, además, hace fotografía submarina, con la que ya ha logrado algún premio.

Sí, estoy iniciándome. Es muy diferente a la terrestre; la técnica cambia muchísmo. Me he presentado a tres concursos y a finales de 2022 gané el CompactSub de Telde y en diciembre el bronce en una de las categorías de otro certamen, pero estoy empezando. Mi afición por los fondos marinos viene de mi padre, con quien empecé a bucear. El mundo marino me encanta; soy de Tufia y crecí entre algas y riscos. Estar bajo el agua es fascinante porque además de que me gusta la vida marina me permite evadirme y estar presente a la vez. Además de fotografía participo en limpiezas de los fondos, igual que en otros entornos naturales. 

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