Arnaldo Ojeda recuerda en su pregón cómo Telde se saltó siempre la prohibición y no dejó de celebrar el carnaval

El pregonero de las carnestolendas recordó a las personas que a mediados del siglo XX mantuvo viva la tradición de disfrazarse y salir a la calle

Arnaldo Ojeda, durante la lectura del pregón. Al fondo, el alcalde y el edil de Festejos.

Arnaldo Ojeda, durante la lectura del pregón. Al fondo, el alcalde y el edil de Festejos. / LP / DLP

Arnaldo Ojeda Cruz anunció anoche el inicio del carnaval de Telde con la lectura del pregón y lo hacía delante de la iglesia de San Gregorio, "en cuyo atrio durante los años 50 del pasado siglo se fijaban las pastorales del señor obispo Pildain. En verano prohibía, bajo pena de excomunión, los baños de sol en nuestras playas, tomados conjuntamente por ambos sexos, y en invierno, los disfraces de carnaval". En este caso, destacó, "no hacía alusión a la excomunión, menos mal".

Las autoridades civiles también prohibían los disfraces "tanto en bailes como en el exterior", una norma que se repetía constantemente en "la única emisora que teníamos, Radio Las Palmas".

No obstante, rememoró el pregonero de las carnestolendas teldenses, "el pueblo llano pasaba por alto tales prohibiciones y, al caer la tarde, el vecindario, con disfraces sencillos y al grito, con voces aflautadas de 'Me conoces mascarita', traspasaban el umbral de los conocidos". Entonces, la costumbre "era dejar las puertas abiertas y se obsequiaba a las mascaritas con tortillas de carnaval".

Arnaldo Ojeda Cruz, tras la lectura del pregón

Arnaldo Ojeda Cruz, tras la lectura del pregón / LP / DLP

Esquivar al sargento Martelito

Luego, continuó relatando, al caer la noche y "protegidos por la oscuridad, se atrevían a recorrer las calles poco céntricas hasta llegar a La Fraternidad", si el "sargento Martelito" no los interceptaba previamente.

Arnaldo Ojeda quiso dedicar parte de su pregón a recordar a algunas de las "máscaras con identidad reconocida", como "Vicente, de la calle Palmito", que era "el primero en anunciar el carnaval ataviado con una sábana raída colocada mediante una moña en la cabeza, cayendo a lo largo como una capa". También estaba "El Raspa", que como el anterior, "estaban a salvo de las autoridades, ya que iban a cara descubierta".

El alcalde que hizo la vista gorda

El pregonero del Carnaval del Circo hizo una mención especial a Manuel Álvarez Cabrera, alcalde de Telde en la década de los 50 que para acercar el agua a las casas, inauguró "pilares de agua estratégicamente ubicados en diversas calles" del casco, evitando así a los vecinos a cargarlas desde las acequias hasta sus hogares. Cada inauguración, recordó, implicaba la decoración de las vías con guirnaldas de papel de colores y una verbena. Este regidor, añadió, fue un gran aliado del carnaval, que durante su mandato "gozó de plena libertad".

Foto de familia tras la lectura del pregón

Foto de familia tras la lectura del pregón / LP / DLP

De esa época guarda en su memoria "el paseo formado desde la plaza de San Gregorio hasta el colegio Labor, animado por un gran número de mascaritas luciendo originales disfraces", entre quienes se encontraban "angelitos alrededor de un corpulento demonio con tridente, roja capa y cuernos encendidos" o "un astrónomo oteando el firmamento con un enorme telescopio, mosqueteros, bailarinas y payasos".

Una serpiente en las calles

Definió, por otro lado, como una "serpiente" la animación de las calles desde La Barranquera hasta La Fraternidad, con decenas de personas y familias que cada año, inalterablemente, animaban la fiesta, como "las hijas del caminero, Nina, Loly, Saro y Ana María, la familia Melián Barrios, Ceferino y Paquita Sánchez, los Caldera, los López Ruiz, los Ascanio Sosa, Adriana y Norberto Ojeda, Domingo Perera, Yayita Monzón, Marilola Mújica, Antonio Ravelo, José Mauricio Cruz, Casilda, Yoyo, Carmelo Martín, Carmen Sosa" y él mismo.

El público, felicitando a Arnaldo Ojeda, tras la lectura del pregón

El público, felicitando a Arnaldo Ojeda, tras la lectura del pregón / LP / DLP

Por último, Arnaldo Ojeda quiso homenajear a su tía Paquita Ojeda Falcón, "modista, artífice de mis disfraces, persona creativa e inquieta" que confeccionaba también los disfraces de los niños de la calle Palmito y decoraba "con esmero" la carroza que cedían los concejales Delfín Álvarez y José Germán Betancor.