Jinámar se sancocha

Diez kilos de cherne, media carrucha de papas y otra media de batatas, y muchas ganas de compartir

Los participantes del huerto comunitario de Jinámar compartieron el jueves por la tarde un sancocho que, salvo el pescado, se elaboró con productos cosechados por ellos mismos

Sancocho comunitario en Jinámar (Telde)

José Carlos Guerra

"Es un lujo poder degustar el producto de kilómetro cero que plantamos y cuidamos nosotros mismos, pero, sobre todo, poder seguir cosechando amistad", afirmó el jueves Miguel Pérez mientras daba buena cuenta de un plato de sancocho sentado en uno de los muros de la cancha deportiva de la calle Ídolo de Jinámar, en Telde.

Retando a los termómetros que marcaban temperaturas superiores a los 30 grados y a la espesa calima, las personas que participan en el huerto urbano de este barrio celebraron con esta comida típica canaria la recogida de la cosecha de papa y batata, e intentan seguir estrechando lazos entre ellos y dar a conocer los beneficios de sumarse a esta iniciativa impulsada en el marco del Plan Integral de Jinámar. Y para ello se armaron con varias garrafas de agua y limonada.

Puri Ramírez disfrutando del sancocho comunitario

Puri Ramírez disfrutando del sancocho comunitario / José Carlos Guerra

Carruchas

Amado Sánchez, que ayudó al capataz y técnico en agroecología Antonio Navarro a cocinar el sancocho, Antonio Navarro, explicó que "salvo el cherne, todo lo que se utilizó, incluida el agua, salió del huerto" y solo de este producto comprado se conocía la cantidad exacta, diez kilos. El resto se midió con carruchas: media de papas y otra media de batata.

Con 71 años, es uno de los vecinos que dedica tres tardes a la semana a cuidar el huerto comunitario desde el inicio del proyecto. Aunque lo que más le gusta es "plantar y, sobre todo, recolectar", confiesa que también disfruta con todas las tareas, incluso las más duras, como eliminar las hierbas no deseadas.

Hombre de pocas palabras, Amado Sánchez cuenta que antes de jubilarse trabajaba en la construcción y que la agricultura le ha conquistado porque además de estar entretenido le está permitiendo conocer a nuevas personas.

"Salvo el cherne, todo lo que se utilizó, incluida el agua, salió del huerto"

Amado Sánchez

Desde niño

Otra de las personas que sumó al proyecto desde el inicio, es Nicolás Calixto, que tiene la ventaja de vivir en las instalaciones de la cancha deportiva situada junto al huerto. "De los viejos quedan poquito, los demás son nuevos, pero eso también es bueno porque lo importante es que haya gente", asevera. Aunque era albañil, "toda mi vida me he dedicado a la agricultura porque desde niño he estado en los tomateros, y estar cuidando de la cosecha me da tranquilidad y me relaja". Eso sí, confiesa, que "a veces me pongo de los nervios cuando alguien no trabaja mientras yo estoy como un loco quitando hierbas", aunque la sangre nunca llega al río.

Asegura que "aquí se dan todas las verduras hortalizas" y en verano, especialmente, la batata "que llegan a pesar más de 2 kilos".

Entre los nuevos está Puri Ramírez, que se unió al grupo en julio casi por casualidad. Cuenta que durante la pandemia, "como muchas personas, buscaba tener un trocito de tierra para plantar mis lechugas y comer más sano" y un amigo suyo la llevó a una finca en Telde donde se alquilan parcelas. Para sacar el mayor provecho a este terreno y aprender sobre agricultura, buscó en la red, conoció este proyecto y decidió acercarse. Ahora compagina su actividad en los dos huertos y aprende todo lo que hay que saber con "Antonio Navarro, al que le digo que es cum laude en agricultura".

Sancocho comunitario en Jinámar

Sancocho comunitario en Jinámar / José Carlos Guerra

Formación

En ese sentido, el capataz de este huerto comunitario, Antonio Navarro, resalta "la formación que le damos a la gente que viene, porque llegan muy interesados en la agricultura ecológica y me satisface trasladar los conocimientos que adquirido durante muchos años". Además, recuerda, este espacio ofrece un servicio importantísimo a las familias del barrio con el reparto de los productos cosechados, "ayudándolas a llegar a final de mes".

Actualmente participan 17 personas, pero cada semana acuden a este espacio unos 40 estudiantes del barrio. 

Este tipo de encuentros en torno a la cosecha se realiza un par de veces al año con el fin estrechar lazos, concluye Navarro.