El verde es tendencia en Telde

Cada vez son más los vecinos que convierten espacios en desuso en jardines o huertos

Barrios Verdes tiene registradas 34 iniciativas, pero son muchas más

Una mujer trabaja en uno de los huertos urbanos de Jinámar

Una mujer trabaja en uno de los huertos urbanos de Jinámar / Juan Carlos Castro

Convertir un solar abandonado y lleno de basura en un jardín o un huerto, y conseguir un trozo de tierra para cultivar alimentos en medio de la ciudad, es tendencia en Telde

En los últimos años se han multiplicado las iniciativas con las que se está ruralizando el entorno urbano, mejorando la imagen de la ciudad y creando espacios comunitarios en los que los vecinos estrechan lazos. 

El colectivo Barrios Verdes, que surgió precisamente a raíz de una de estas iniciativas en la urbanización Costa Jardín, en Melenara, ha visto el potencial de estos espacios y ha creado una red colaborativa y de apoyo mutuo para compartir experiencias, y ha editado un catálogo con los huertos y jardines que se han sumado a esta. 

En este primer registro se han recogido 34 iniciativas, pero son muchas más porque no todas se han sumado a Barrios Verdes.

Las motivaciones y los objetivos son muy diferentes, pero todas las personas que dedican parte de su tiempo libre a cuidar de uno de estos espacios tienen en común la concienciación medioambiental. 

El catálogo —que es solo una primera aproximación— contempla que hay proyectos en 19 barrios del municipio, siendo Jinámar el que más tiene, ocho. 

Miguel Pérez es una de estas personas implicadas. Él y sus vecinos del Residencial Las Cañas II, en Los Cascajos (Jinámar), han recuperado una parcela de casi 1.100 metros cuadrados que había quedado abandonada cuando hace una década el Ayuntamiento dejó de regarla. Hace unos años decidieron poner manos en el asunto y con la ayuda del propio Consistorio —que volvió a instalar el sistema de riego— y mucho mimo han convertido esta bolsa de suelo en un jardín para disfrutar.

También para animales

«Hemos optado por un diseño sostenible y diverso con plantas autóctonas, algunas con floración, y plantas aromáticas», apunta Pérez, cuya formación (es técnico superior de Gestión Forestal) ha contribuido a crear un espacio en el que no solo puedan pasear y disfrutar los vecinos, sino también la fauna, con la plantación de especies concretas, la creación de su propio compost y hasta una pequeña charca para que las aves se acerquen a beber.

Está convencido de que si las instituciones hacen partícipe a la ciudadanía en el diseño y mantenimiento de los espacios públicos, estos estarían mejor cuidados. 

En otro lado del barrio, 17 personas colaboran actualmente en el huerto comunitario de la calle Ídolo de Jinámar, un huerto que nació bajo el amparo del Plan Integral de Jinámar. Su responsable técnico, Antonio Navarro, reivindica que este es un huerto distinto porque «no solo se trata de disfrutar de producir y consumir frutas y verduras, sino de fortalecer los lazos comunitarios en el barrio». 

Los jueves toca la recolecta y el reparto equitativo de los productos, y cuando hay excedente de alguno se lleva a Cáritas para su comedor social. 

Cada tres meses, coincidiendo con los solsticios y equinoccios organizan una fiesta y preparan un sancocho, potaje de chícharos y otros platos con los productos de la huerta e invitan a las familias y vecinos, a quienes se les anima para venir. 

Ecológico

Una de las responsables del huerto de El Hornillo explica que buscó un lugar donde alquilar una pequeña parcela para cultivar su propio alimento de forma ecológica, ahorrando en la cesta de la compra y consumiendo productos de calidad. Lleva ya tres años y pese a que hay momentos en los que la pereza y la vorágine del día a día hacen que flaqueen sus fuerzas, considera que los beneficios para su salud y paladar, y el ahorro final compensan el sacrificio. 

Sin embargo, lo que más abunda en este primer catálogo realizado por Barrios Verdes son los jardines en urbanizaciones de viviendas o solares públicos (conveniados con el Ayuntamiento de Telde) o privados. 

El jardín de La Barranquera brotó en un solar abandonado que estaba lleno de residuos. Un puñado de chicos que participan en el proyecto Grupos Prejuveniles de Telde ofreció a su dueño la posibilidad de limpiarlo y habilitarlo para mejorar el entorno y este, agradecido, se volcó con los chicos. 

Ahora, tras muchas semanas de trabajo, luce limpio y con vegetación, y se ha convertido en un lugar donde los vecinos comparten sus ratos.

En San Antonio los vecinos se han unido para adecentar los parterres comunes y hacer más amable el entorno en el que viven; en Ojos de Garza han mejorado la imagen y seguridad de solares y en La Garita un grupo de residentes han recuperado una parcela 2.500 metros cuadrados que estaba abandonada. Estos son solo algunos ejemplos de una tendencia que va en aumento, tal como constata la coordinadora de Barrios Verdes, Cristina Fernández, que asegura que existe un «efecto contagio» e invita a otros a sumarse a esta revolución verde. 

Dependiendo del lugar y los objetivos, hay 22 jardines, un parque urbano, dos ‘bosques’ comestibles y nueve huertos (uno de ellos también compostera que ocupan una superficie de 36.268 metros cuadrados, y sus medidas oscilan entre los 50 y los 9.000 metros cuadrados. Están localizados en 19 barrios, concretamente en Jinámar, Melenara, La Garita, Casas Nuevas, San Antonio, Hoya del Pozo, La Barranquera, El Calero, Marpequeña, El Hornillo, Las Huesas, Montaña Las Palmas, La Rocha, San Juan, La Vega, Playa del Hombre, Ojos de Garza y La Pardilla 

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