Los profesionales del sector turístico canario abandonan Fitur 2013, que concluye el domingo, con una sensación agridulce y algo contradictoria sobre la marcha de estos tres días de negocio en Madrid. Tienen por un lado la certeza de que el 2013 seguirá con unos buenos porcentajes de ocupación hotelera, similares a las del año anterior y muy cerca del récord turístico de 2011, pero también muchas dudas sobre la evolución inmediata. El marco general es bueno, las expectativas son positivas en muchos aspectos, pero algunas nubes se resisten a desaparecer y otras se ciernen sobre el horizonte de manera amenazante. El resultado es que el sector, a la espera de acontecimientos, no sabe a qué carta quedarse y que tiene la sensación de que todo puede pasar en los próximos meses, mantener el ciclo de los dos últimos años o iniciar un cambio de tendencia a corto o medio plazo. Ante tal panorama y incertidumbre del turismo peninsular, que muchos empresarios dan por perdido este año, Canarias se refuerza en Europa: Dublín, Dusseldorf, Viena, Milán, Lisboa, Varsovia, Londres o Noruega son varios de los mercados en los que los empresarios han echado el resto.

Fitur 2013 ha confirmado que el turista peninsular va a seguir a la baja (se ha perdido un millón de visitantes con la crisis), o en todo caso sin apenas aportación nueva sobre el año anterior, y por ello los empresarios han tenido que hacer un esfuerzo especial en sus ofertas al exterior.

La respuesta está siendo claramente positiva en el mercado inglés, que crecerá significativamente, y ofrece también buenas expectativas en el escandinavo, mientras que los mercados emergentes de Rusia y Polonia también parecen estar respondiendo y seguirán creciendo en 2013. Pero las dudas parecen estar surgiendo en el mercado alemán, sobre el que los profesionales ofrecían en la feria versiones contradictorias. Si es verdad que las reservas aéreas han descendido levemente en ese mercado, muchos hoteleros confiaban en que finalmente la cifras del año pasado se iban a mantener, aunque para ello haya tenido que lanzar promociones de productos turísticos de cierta consideración.

La Feria ha estado marcada además por la preocupación de instituciones y empresarios por la pérdida de conectividad del Archipiélago en el último año, un facto determinante a la hora de encontrar plazas aéreas a buen precio que impidan el encarecimiento del producto turístico canario. La batalla principal en este sentido está en el ámbito casero, en España, pero también con repercusiones importantes en el exterior. Los empresarios recordaban en este sentido que la eliminación de las bonificaciones aéreas y la subida de otras tasas aeroportuarias han hecho perder competitividad a los aeropuertos canarios y eso se nota. Los esfuerzos en este sentido por buscar nuevas rutas y ampliar enlaces han sido constantes durante toda la Feria.

Pero es en el mercado nacional en el que la pérdida de conectividad hace estragos. La situación tras el cierre de Spanair y la retirada de frecuencias y plazas de otras compañías, sobre todo Iberia, ha elevado los precios del billete hasta unos niveles desconocidos, lo que ha puesto en pie de guerra a todo el sector y a la mayoría de instituciones isleñas, que reclaman una intervención del Estado para superar esa situación que impide cualquier atisbo de recuperación del turismo peninsular. La gota que colmó el baso fue la aprobación por parte del ministerio de Fomento, poco antes de Fitur, de una tarifas reducidas, de entre el 30 y el 70 %, de los trenes de Alta Velocidad (AVE). Se trata de una ayuda estatal al desplazamiento entre determinadas zonas y ciudades de la Península, que además son en su mayoría destinos turísticos, que puede perjudicar gravemente a Canarias si, paralelamente, no se apoyan también los vuelos al Archipiélago para que se reduzcan los precios.