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Actualidad

Paz total en El Hornillo

Quique Setién y Miguel Ángel Ramírez se encontraron en el primer acto público del club tras el anuncio del adiós del técnico al final de la presente campaña

La UD sigue su plácido cauce que desemboque en el final de la temporada. Después de que el agua bajara turbia por Vigo y Eibar, corriendo por cataratas, el sosiego ha vuelto al club amarillo. Al menos, de momento. Ayer, Quique Setién, entrenador hasta final de temporada de la UD, y el presidente de la entidad, Miguel Ángel Ramírez, escenificaron buena sintonía en el primer día de trabajo del conjunto amarillo en las instalaciones de El Hornillo, en el municipio de Telde. A golpe de goles, los lunes suelen ser mejores.

Durante el acto, Setién y Ramírez conversaron, sonrieron y mostraron aún complicidad. El estreno de las instalaciones donde el club se ejercitará hasta el verano de 2018 fue el primer acto público donde presidente y entrenador coincidieron desde que el preparador cántabro anunciara el pasado 18 de marzo que no iba a continuar en la entidad más allá del próximo mes de junio.

El adiós de Setién, los últimos resultados del equipo, la pobre imagen lejos de casa y la sensación de que la UD perdió la oportunidad de estar al acecho de una posición noble en el tramo final de la temporada, cubrió de gris el panorama del equipo amarillo. La continuidad del entrenador, telegrafiada, con mensajes en público desde un lado hacia el otro y viceversa, desgastó a ambas partes. Ahora, tras la victoria frente al Betis por 4-1 y con el compromiso de enterrar suspicacias y recelos, la UD respira.

La mayor de las evidencias, además de los gestos entre Setién y Ramírez, estuvo ayer en el propio técnico. En la foto de grupo, el cántabro estuvo jocoso. "Ven Prince, ponte aquí que a ti te gustan las fotos", le comentó entre sonrisas a su máximo goleador. Además, también estuvo bromista con Jonathan Viera -"mira cómo sonríe que ayer metió un gol", comentaba- y con Tana. Ir al rebufo de los goles y las victorias siempre sienta bien. Y eso es lo que respira ahora la UD, escoltada por el resultado ante el Betis.

Ya en el entrenamiento puro y con parte de la comisión deportiva en las instalaciones de El Hornillo, la comunicación no verbal y el lenguaje gestual de Quique Setién era algo más distendido que el de las últimas semanas. El entrenador cántabro planificó una sesión de trabajo dividida en dos grupos: los suplentes y los que no tuvieron minutos ante el Real Betis y los que sí, que estrenaron el nuevo gimnasio totalmente equipado -acondicionado con pesas, bicletas y máquinas de musculación-.

Uno de los mayores anhelos de Quique Setién era disponer de campos de entrenamientos más completos y liberados de carga durante todos los días. Un deseo compartido de lleno por la directiva de la UD. Ahora, cuando su etapa al frente de la nave amarilla está llegando a su fin, la entidad empieza a ver en el horizonte cómo esas pretensiones se podrán cumplir en 18 meses, cuando la remodelación de Barranco Seco concluya y disponga de tres campos de césped natural a disposición del club.

Álex 'Guanche', Javi Varas, Hélder Lopes, Mateo García, Ángel Montoro, Alen Halilovic, Aythami Artiles, Marko Livaja, David Simón, Momo y David García fueron los únicos que completaron el primer día de la UD Las Palmas en El Hornillo. Una sesión amena donde los amarillos se centraron en la finalización de jugadas por banda. Todo culminado con un 'partidillo' en los últimos minutos donde Rafa Cristóbal, preparador físico del equipo, tuvo que ponerse un peto para completar uno de los equipos. Futbolistas como Hernán Santana y Javi Castellano, castigados por las lesiones durante toda la campaña, no se ejercitaron por precaución y se mantuvieron apartados del grupo.

Así, poco a poco, se consumió el primer día en El Hornillo. Un lugar que la UD se conocerá como la palma de su mano durante el próximo año y medio. Un lugar que sirvió para palpar el cambio de ánimo general que ha supuesto en la entidad la victoria ante el Betis, necesitada para reforzar la moral del equipo en este tramo final de la campaña. Pero también un lugar donde Ramírez y Setién demostraron una cordialidad absoluta, en una señal de normalidad en los últimos días de un matrimonio donde encontraron la felicidad.

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