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Un "Rolling Stone" para la UD

El club amarillo elige con Ayestarán a un hombre que defiende la misma idea de juego que Setién

Un "Rolling Stone" para la UD QUIQUE CURBELO / LP

"Soy uno de los Rolling Stones, no soy uno que se ha subido", aseguró Pako Ayestarán, entre risas, cuando le preguntaron en Valencia sobre si se sentía, después de tres victorias consecutivas, como si le hubiesen dejado subir al escenario en un concierto de los Rolling Stones a tocar la guitarra. Se encontraba en su mejor momento como entrenador del Valencia, había relanzado al equipo tras el nefasto paso de Gary Neville y la relación con la prensa de la ciudad del Turia era muy cordial. Sin embargo, esa frase, que refleja la personalidad de un hombre seguro de sí mismo, le persiguió cuando las cosas se empezaron a torcer.

Y es que Ayestarán vivió las dos caras de la moneda en Valencia, donde el caos del club le impulsó primero y le devoró después. Aterrizó como ayudante de Gary Neville. El inglés llevaba varias semanas en el cargo pero le impusieron a Ayestarán como asistente y cuando la deriva con la leyenda del Manchester United se consumó, le dieron las riendas al vasco.

Avalado por su experiencia como ayudante de varios grandes técnicos como Rafa Benítez, Quique Sánchez Flores y Unai Emery, en 2013 comenzó su etapa como primer entrenador al frente de Estudiantes Tecos, el Maccabi Tel Aviv -donde logró tres títulos-, el Santos Laguna -duró tres meses por los malos resultados- y, por último, el Valencia.

Allí, ya en el primer escalón del fútbol español, dejó claras sus señas de identidad. Busca siempre el protagonismo desde la posesión de balón y en sacarla jugada desde atrás. Utilizó un sistema 4-3-3 juntando a Dani Parejo y André Gomes o Álvaro Medrán por dentro junto a un pivote defensivo, aunque en ocasiones apostó por una pareja de mediocentros de contención -así lo hizo en el Bernabéu o el Camp Nou-. Es un técnico atrevido pero que se adapta al contexto del partido y del rival.

Debutó en el Estadio de Gran Canaria como entrenador de Primera con derrota (2-1) para luego encadenar tres victorias consecutivas de mucho mérito -frente al Sevilla, ante el Barcelone en el Camp Nou y una goleada al Eibar (4-0)-. Fue éste último el único partido de los doce que dirigió al Valencia en los que no encajó ningún gol. Y es que, además de que no contaba con la mejor materia prima en la defensa de la entidad ché, el equilibrio fue uno de los principales déficits tácticos en su etapa en la ciudad del Turia.

Después comenzó su cuesta abajo: empate ante el Getafe y tres derrotas seguidas para terminar la Liga y sin objetivos por los que jugar. A pesar de esa racha continuó como técnico y duró tan solo cuatro jornadas, en las que perdió los cuatro partidos, entre ellos ante la UD en Mestalla (2-4). La fragilidad defensiva de su equipo, uno de los mismos males que ha tenido la entidad insular en los últimos años, le acabó condenando.

Estudioso del fútbol, hombre de laboratorio y pizarra, muy metódico, en los últimos meses ha ejercido de columnista para el diario Independent. Su objetivo en la UD Las Palmas será trasladar con continuidad en Primera División su gran conocimiento de la teoría futbolística.

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