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UD Las Palmas Episodio planetario y polémico

Suspensión, cierre y orgullo

El partido pasa de no jugarse a hacerlo a puerta cerrada en cuestión de horas

El espontáneo, ayer, frenado por los responsables de seguridad en el césped. GEA

La sucesión de acontecimientos en la mañana de ayer acabó en la disputa del partido a puerta cerrada, sin embargo, hasta llegar a esa decisión final hubo que pasar por la posible suspensión del encuentro. A menos de dos horas para el inicio, el FC Barcelona tenía la firme determinación de que no iba a permitir que se disputara.

Al conocer la versión del equipo azulgrana, ni la Liga ni la Federación dieron el visto bueno, toda vez que la seguridad en el estadio estaba garantizada por la propia policía catalana, por lo que entendían que no había razón alguna para suspender el partido. A eso se agarró la UD, que en todo momento dispuesta a competir con total normalidad.

Pero ante la posible sanción económica, la pérdida del encuentro por negarse a jugarlo y los rumores de que la grada de animación amenazaba con saltar al campo una vez comenzado el choque para impedir su desarrollo normal, el club azulgrana reculó y decidió que el partido se jugara, pero a puerta cerrada, sin público.

Al parecer, Gerard Piqué habría abanderado a un grupo de futbolistas que no querían disputar el choque por la situación que se estaba viviendo en Cataluña, pero finalmente habría ganado la opción de otro sector liderado por Leo Messi en favor del sí, según la Cope.

Suspensión de la comida

Mientras, a las 11 de la mañana el Barça se puso en contacto con la UD para suspender la comida de directivas prevista "porque estaban intentando solucionar el tema", aseguró Miguel Ángel Ramírez en la Ser . La versión del presidente aplaca los rumores de que el anuncio de la negativa por parte del club catalán se debía a un supuesto malestar en el seno azulgrana por la decisión de la entidad amarilla de incluir en las camisetas una bandera española con la fecha del 1 de octubre, día del referéndum ilegal.

En ese sentido, Ramírez dijo: "La bandera de España es sagrada y nadie la puede poner en cuestión".

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