La Copa del Rey es, desde hace ya algún tiempo, ese torneo creado a medida de los más grandes -los equipos que compiten en Europa-, que suelta alguna limosna a alguno de los más pequeños, -los clubes de Segunda B que esperan que el sorteo se alíe con ellos y la taquilla ante el Real Madrid o el Barça calme sus cuentas- y que deja a la clase media del fútbol español -los apátridas de Primera y a toda la Segunda- mirando a esta competición con una cierta indiferencia. Solo un milagro le puede dar provecho.

Si encima no andas bien en ese lugar donde está lo más grueso de la temporada -LaLiga-, la Copa del Rey casi que pasa a ser un tercer plano. Si además repites rival en la misma semana, casi que produce algo de hastío. Pero si además resulta que él anda tan necesitado como tú, aquella Copa que parecía destinada a la intrascendencia puede tener una connotación más importante.

En esas anda la UD Las Palmas, víctima del peso de cinco derrotas consecutivas en LaLiga. Porque en Riazor espera esta tarde (19.30 horas, beIN La Liga) un Deportivo de La Coruña errante, que estrena entrenador en el banquillo y que posee el mismo apetito que los amarillos por ganar y empezar a lavar su imagen. Dos clubes en busca de un cambio de rumbo cuanto antes; dos clubes que ven en la Copa un bálsamo; dos clubes que se probarán y que intentarán salir reforzados antes del trascendental duelo liguero del próximo lunes.

Con este pretexto, Las Palmas visita a un Dépor desconocido. Tras destituir a Pepe Mel el pasado martes, el técnico del filial, Cristóbal Parralo, asumió el cargo en el primer equipo. Su trayectoria, inmaculada con el Fabril le abre la oportunidad en la élite del fútbol nacional.

Si el Deportivo de La Coruña del exfutbolista cordobés será toda una incógnita, no lo es menos la UD Las Palmas de Pako Ayestarán. El técnico, que ha echado el cierre a la mayor parte de sus entrenamientos durante Valencia y La Coruña, no dio muchas pistas sobre qué once formulará ante el cuadro gallego. Aunque lo que sí es seguro es que habrá cambios en la alineación del preparador vasco.

Para empezar, en la portería. Con Leo Chichizola como uno de los únicos asentados en el once tipo de Las Palmas, tanto con Manolo Márquez como ahora con Pako Ayestarán, llega el turno ahora para Raúl Lizoain. Desaparecido el sistema de rotación de porteros que implantó Quique Setién, el canterano perdió el pulso con el ex del Spezia. Precisamente fue en Riazor donde Lizoain se enfundó por última vez los guantes en un partido oficial.

Si en la meta el hueco de Raúl Lizoain parece claro, en la defensa, por lo dispuesto en los últimos días por Pako Ayestarán, también. Ahí David Simón y Borja Herrera estarán en los laterales, mientras que la vieja guardia, David García y Aythami Artiles, se colocan en el eje central.

Dudas a partir de la medular

A partir de esta línea las opciones se multiplican para Pako Ayestarán. En la zona medular hay 'overbooking' de efectivos. Aún así, Javi Castellano y Hernán parecen destinados a contar con minutos de inicio. Lo mismo que Sergi Samper, el hombre sobre el que están depositadas muchas de las esperanzas del cuadro técnico para acabar con la falta de producción de fútbol en la sala de máquinas de la UD Las Palmas. El canterano del Barcelona está listo para todo.

En las alas, Momo y Hernán Toledo -casi invisible en lo que ha transcurrido de campaña- opositan a ser de la partida. Y delante, todo un dilema. Porque con Jonathan Calleri consumiendo casi todos los minutos del curso y Loïc Rémy cargado de césped tras ser 'titular' en Villarreal -sustituyó en el minuto tres de partido a Oussama Tannane-, Tana se puede colar como falso nueve.

Un once donde muchos tendrán ganas de convencer a Pako Ayestarán de que el próximo lunes pueden repetir como titulares. Para ello tendrán que rendir en este partido que pintaba a insulso, pero que entraña ciertos riesgos emocionales para Las Palmas. Una buena razón más para solo querer ganar.