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Entrevista | Amelia Cabrera ´Meli´

"Tras dejar el fútbol Gilberto se adaptó rápido a su nueva vida"

"El gol que le marcó a Iríbar se lo dedicó a la mujer de Juan Guedes, estábamos en la clínica y había dado a luz a su hijo", rememora la viuda de Gilberto I

"Tras dejar el fútbol Gilberto se adaptó rápido a su nueva vida"TONY HERNÁNDEZ

¿Cuándo y cómo conociste a Gilberto?

Lo conocí con una maleta de cartón atada, venía de Tenerife. Se estaba quedando en un hotel, cerca del Cine Rialto, enfrente mismo. Fue donde se hospedó según llegó. Venía caminando y le pregunté si era el nuevo fichaje de la UD.

¿Tenía pinta de futbolista por ir con una maleta en la calle?

No, es que ya había salido en el periódico y como yo era muy futbolera le pregunté. No me hizo caso ninguno. Siguió con su maleta. Fue después en casa de Doña Lola donde empezamos a conocernos.

¿Ya era famoso cuando lo viste?

No, empezaba a serlo. Estábamos en Segunda División también.

¿Cuántos años de noviazgo tuvieron?

Siete años de novia. Teníamos el piso para casarnos pero tuvo el problema de que le llamaron para la mili.

Fue internacional con España siendo militar. Me contó que jugó un partido a 50 grados de calor con Guedes, Pirri y compañía.

Sí, sí, mojaban las sábanas para poder dormir. Y si abrían las ventanas se llenaban de mosquitos.

¿De quién partió la idea del matrimonio?

Me lo dijo él. Estuvimos 51 años casados y tenemos tres hijos: una mujer y dos hombres.

¿Ayudaba en las tareas del hogar? ¿Sabía cocinar?

Sí, ayudaba en todo. Cuando mis hijos eran pequeñas doblaba los pañales, pasaba la plancha... hacía de todo. Hacía una paella y muchas cosas más.

¿Hablaban de fútbol en casa?

Sí, mucho. Comentaba mucho conmigo los partidos. Además venían mucho a casa Gilberto II o Martín.

¿Cómo reaccionaba cuando perdía un partido? ¿Y cuando lo ganaba?

Cuando perdían un partido no levantaban cabeza. Pero si ganaban y jugaban mal era exactamente el mismo problema. "Qué mal jugué, el partido salió fatal..."

¿Aceptaba bien las críticas?

Sí. Había un señor que le tenía enfilado.

¿Asistías a los partidos del Insular?

Sí, siempre. Era tranquila. Le decían de bonito para arriba y me daba igual.

¿Desde cuándo no vas al fútbol?

Desde el homenaje a mi marido.

¿Cuando dejó el fútbol seguía yendo a ver a la UD?

Sí, había veces que sí, pero últimamente iba menos. Se negó a ir porque se ponía muy nervioso.

¿Recuerdas el gol que le metió a Iríbar en San Mamés?

Sí. Y se lo dedicó a una persona, a la mujer de Juan Guedes. Estábamos en la Clínica Santa Catalina, que había dado a luz de su hijo Juani. Metió el gol a última hora.

¿Guardaba recuerdos del deporte?

Sí, tengo muchos recortes. Hablaba con entusiasmo de esos recuerdos. Lo que pasa es que se prendió fuego la casa y perdí muchos de esos recuerdos buenos.

¿Cuando dejó el fútbol se acostumbró rápido a su nueva vida?

Sí, de la noche a la mañana. Me quedé asombrada. No añoró su vida como futbolista. Se dedicó a todo, trabajó en el muelle, en empresas de calzado, con otra empresa de otro deporte... al comercio en general. Y por último se dedicó al vino.

¿Alguno de tus hijos siguió los pasos de Gilberto?

Sí, jugaban los dos pero no llegaron a profesionales.

¿Sigues teniendo comidas con las amigas futboleras?

Sí, tenemos reuniones.

¿Gilberto y tú eran de bailar, del cine...?

De baile. Íbamos a bailar pero él se sentaba y yo bailaba (se ríe). Le gustaba ir mucho al cine pero últimamente no tanto. Veía muchas películas en la televisión. Salíamos mucho de noche a tomar algo, a dar un paseo por Las Canteras...

¿Le gustaba a Gilberto el fútbol que practica hoy la UD?

No iba últimamente porque cogía muchos cabreos. Cuando bajaron a Segunda le cayó como una bomba.

¿Cómo y cuando te enteras de su enfermedad?

Rápido, empezó uno de los riñones a pararse y empezamos con una terapia.

¿Cómo lo llevabas?

Fue duro, mi marido se negaba, pero poco a poco salió adelante.

¿Cómo asumió todo eso?

Fatal. No quería salir con sus compañeros, tenía que empujarlo yo. Se retraía. Era una persona tímida para enfrentarse a eso.

¿Cuándo viste que estaba todo perdido?

En ningún momento. Mi marido entró caminando al hospital y salió como salió. Fue a una revisión, le vieron un trombo en una pierna y le operaron. La operación salió fenomenal, pero cogió una bacteria después que tenía en el interior y cuando nos dimos cuenta ya no había remedio.

¿Qué trato ha recibido de la UD?

Todo bueno, no me puedo quejar de la UD. En absoluto me puedo quejar, ni de aquí ni de Tenerife, del pueblo en el que nació.

¿Qué esperas encontrar después de la muerte? ¿Te lo esperas encontrar?

Yo creo en esas cosas. Creo en un más allá. Sigo entrando a casa y diciendo: "Hola mi amor, ya estoy en casa". Sigo hablando con él. Me voy y digo: "Hasta luego mi vida".

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