Hay que esperar por el 'nos vemos en la guagua'. Paco Herrera aterrizó esta noche en Gran Canaria y lanza un mensaje diplomático. Urticaria a la euforia. "Como esperaba la pregunta, el lunes, en la rueda de prensa, es a lo que primero que iba a contestar. Es una pregunta necesaria y tendrá una respuesta necesaria". Desvela cómo fue el proceso de la llamada de Miguel Ángel Ramírez -la noche de ayer y tras el empate ante el Granada (2-2)-. No tardó ni medio segundo en dar el sí. "Venía de hacer 2.000 kilómetros en coche y cuando recibí la llamada [de Miguel Ángel Ramírez], bien entrada la noche, pues le dije 'voy con los ojos cerrados'. No es importante todo lo relacionado con los aspectos económicos [ficha y salario]; para nada, ni las hablamos. No son más importantes que el corazón".

Se le trasladó si la UD de los 19,2 millones de euros -el segundo mayor tope salarial- tiene mimbres para subir. El cuadro isleño, tras el punto ante el Granada, va sexto en la tabla tras la disputa de 14 jornadas. "He podido ver muy poco al equipo en esta temporada al estar fuera de España [Grecia y para dirigir al Aris de Salónica hasta el pasado 6 de noviembre]. Me fue muy difícil conseguir todo el aparataje televisivo para ver a los equipos de la Segunda y Primera División. Para mí ha sido imposible (...) Por nombres, sí hay mimbres para pelear por el objetivo".

A la hora de lanzarle un mensaje a la grada, realza su sentimiento de plena satisfacción de volver al banquillo de la UD. "Solo les puedo hablar de mi felicidad por estar aquí. Espero responder con mayor fuerza, que en la temporada anterior [en relación al periplo de 2014 a 2015]. Vengo a un sitio que ya conozco, no era como la primera vez que para mí que venía a la Isla. Y eso sí era una incógnita. Eso hace que tenga mucha más fuerza para trabajar desde el primer día. Pero sobre todo: muchísima ilusión. ¿Lo que pueden esperar de mí? Es mucho trabajo".

¿Será capaz de soportar la presión de alcanzar el ascenso directo cuando restan 28 jornadas? Pone el acento en el estilo y en patentar una fórmula de juego. "Soy ya muy mayor, la presión es que la UD juegue bien. Quiero que mi equipo juegue al fútbol, y que lo haga con sentido. Que todo el mundo cuando vea a la UD, pues reconozca a un equipo. Y así, que contemple a un conjunto qué sabe lo que juega. Esa es mi verdadera presión. Cumplir con mi trabajo. Lo otro, tiene que ser un añadido". Es el verbo del último Mesías. La era de Jiménez ya es historia. Comienza el 'herrerismo ilustrado', un veterano con 64 años, 444 partidos en la categoría de plata y dos ascensos. Y con el alma amarilla.