El primer damnificado de la pretemporada amarilla tiene nombres y apellidos: Maikel Mesa. El centrocampista tinerfeño, después de concluir la pasada campaña con molestias en la zona lumbar ha decidido que tiene que pasar por el quirófano para perarse de una hernia discal y se calcula que estará como mínimo tres meses de baja, por lo que se perderá el inicio del curso.

Las dudas con el jugador tinerfeño se cernían durante los últimos días por su ausencia en las sesiones preparatorias que se están llevando a cabo en Barranco Seco, así como por no estar convocado para los dos partidos disputados contra el Gran Tarajal el pasado sábado y este último martes contra el Tamaraceite.

Desaparecido en combate, la respuesta llegaba ayer por parte del club al informar del estado de salud del jugador. "Maikel Mesa realiza estos días trabajo de rehabilitación y tratamiento fisioterapéutico hasta su operación, prevista para el próximo 9 de agosto en Madrid", rezaba la nota informativa del club.

De tomar como referencia la fecha facilitada por la UD, Mesa se perdería como mínimo más de la mitad de la primera vuelta liguera y sería a partir del 10 de noviembre, cuando se dispute la decimoquinta jornada entre Las Palmas y el Alcorcón, la fecha en la que el centrocampista pueda empezar a planificar su regreso a los terrenos de juego.

Y es que los procesos de recuperación de las lumbalgias en los futbolistas son duraderos, como ya han tenido que soportar Gareth Bale o Franck Ribéry en los últimos años y que les han mantenido en el dique seco largas etapas de su trayectoria deportiva.

Molestias arrastradas

Pero no es el primer síntoma de dolor que sentía Maikel Mesa en la zona vertebral. Ya durante la pasada temporada el tinerfeño tuvo que parar durante la totalidad del mes de febrero debido a las molestias que padecía en la espalda.

Aun así, el jugador decidió no pasar por el quirófano durante el tramo final del último curso en el que la UD estaba en tierra de nadie y no tenía entre manos ningún objetivo deportivo más que el de concluir la campaña con la mejor imagen posible.

Así, en los diez últimos partidos de la temporada, Mesa saltó al terreno de juego en tres de ellos, dos desde el banquillo (Lugo y Córdoba) y en el otro completó los 90 minutos (Osasuna).

Un bagaje presencial impropio para un jugador que llegó al club el año pasad con un buen cartel tras el rendimiento demostrado en el Mirandés (2016-17) y en el Nàstic de Tarragona (2017-28), sus anteriores equipos antes de fichar con Las Palmas.

Pero tampoco es que en la pasada temporada Mesa gozara de una trayectoria estable con los dos entrenadores que comandaron la UD tras el despido de Manolo Jiménez. Tanto con Paco Herrera, como con Pepe Mel en el tramo final liguero, la relevancia del centrocampista en comparación con la que tuvo con el de El Arahal distó en demasía.

Con Jiménez jugó 11 partidos de los 14 que dirigió el andaluz (712'), con Paco Herrera 8 de 14 (321') y finalmente con Mel, 8 en otros 14 (327') y a pesar de la falta de minutos en el segundo tramo liguero, el chicharrero fue el tercer máximo goleador de la UD con cuatro tantos, solo superado por los delanteros, Rubén Castro (15) y Rafa Mir (7).

Sin embargo, no haber tenido la confianza total de Pepe Mel durante la desembocadura del pasado curso no impidió que Maikel Mesa fuera uno de los primeros jugadores que diera un paso adelante y accediera a negociar las condiciones económicas de su contrato para continuar ligado a la entidad insular.

"Ha renegociado su contrato y ha ampliado un año más con la UD Las Palmas en las cifras que al club le interesan", comentó el presidente de la UD, Miguel Ángel Ramírez, el pasado 18 de junio al hacer el balance de la temporada amarilla.

Con esta variación, la vinculación de Mesa con Las Palmas se prolonga sobre el papel hasta 2023 y por tanto, a pesar de este último contratiempo, se prevé que será uno de los 22 integrantes de la plantilla con los que quiere quedarse Pepe Mel para afrontar el próximo curso.