Ha vuelto a suceder: cuando mejor está Alberto Moleiro, la selección española sub 19 interrumpe su camino con la UD Las Palmas. En tal circunstancia, tanto el jugador como el club ganan y pierden. En lo que al tinerfeño se refiere, participar con España desde las categorías inferiores siempre es una buena señal de cara al futuro, sin embargo, todas las llamadas de Santi Denia han significado la pérdida de su sitio en el equipo titular; la entidad, por su parte, ve cómo uno de sus mejores activos para ganar dinero –el objetivo principal de la gestión del presidente Miguel Ángel Ramírez– se deja ver a nivel nacional e internacional, a cambio de perderle durante una jornada. Una dicotomía agridulce.
En la cuarta llamada del combinado español en lo que va de temporada –más una quinta en la que no hubo partido–, cuando restan 10 encuentros para la cnclusión del campeonato y el cuadro amarillo se juega sus últimas opciones de clasificarse para el playoff, la pérdida del centrocampista supone, además, un daño extra: Jonathan Viera pierde a su mejor socio justo cuando el equipo viene de lograr un triunfo reactivador en Valladolid (0-1).
Buena parte del mismo se debió a la asociación entre los dos cracks amarillos. Unidos en el centro del campo junto a Kirian, y escoltados por Mfulu, sus movimientos y pases desarbolaron a la defensa vallisoletana, sobre todo en la primera mitad. Era la segunda titularidad consecutiva de Moleiro, aunque puede considerarse la tercera porque en Huesca sustituyó al lesionado Loiodice a los 14 minutos de juego. Y su continuidad de notó.
Porque el tinerfeño recordó al del tramo inicial del curso, cuando cinco titularidades consecutivas junto al capitán elevaron su confianza y contribuyeron a que la UD sumara 11 puntos de 15 posibles –tres victorias y dos empates–. Luego Pepe Mel, entrenador de entonces, decidió darle descanso y el equipo perdió en Lugo (2-0), y luego ganó al Alcorcón (3-0) con la vuelta del isleño al once .
Pero antes de la buena racha, Moleiro había sido suplente frente al Ibiza después de su primera citación con la sub 19 a principios de septiembre, que le impidió participar en la primera derrota del curso, en Anduva (4-2). Era el primer peaje que tenía que pagar tras haber partido de inico ante el Huesca y el Girona en la segunda y tercera jornada, respectivamente –en la inaugural, contra el Valladolid, salió desde el banquillo–.
Sin embargo, aquel duelo frente al conjunto balear dejó su primer gol como profesional y la certeza en el técnico anterior de que Viera, que debutó ese día, y Moleiro debían de ser titulares y sin tridente por arriba. De alguna manera, el tinerfeño debía ser el nuevo Pedri y el sistema, el mismo que había dado resultado en la etapa anterior del de La Feria en el UD, entre septiembre y diciembre de 2019.
Tras la buena dinámica que colocó a Las Palmas en los puestos de playoff, las convocatorias de octubre y noviembre volvieron a lastrar al tinerfeño: primero se perdió la cita con la Real Sociedad B, tras la que fue suplente ante el Fuenlabrada; luego, tampoco estuvo frente al Zaragoza, y ocupó el banquillo la jornada siguiente, en Málaga.
Como siempre que entraba mejoraba al equipo, Mel volvió a confiar en él ante el Sporting, el Amorebieta y el Eibar, pero tras el parón navideño fue suplente en el derbi del Heliodoro, se perdió el duelo ante el Almería por covid y repitió suplencia en Fuenlabrada, donde cayó el preparador madrileño.
Ya con García Pimienta a los mandos, en ocho partidos Moleiro sólo ha sido titular en tres, frente al Burgos, donde actuó como extremo derecho, posición inusual para él, y en los dos últimos, donde lo hizo donde más le gusta, por todo el ataque, aunque escorado a la izquierda.
Ahora la sub 19, con la que juega hoy frente a Austria (17.00 horas) en la fase de clasificación para el Europeo, vuelve a sacarle de un partido. En este caso, el de Leganés, crucial. Habrá que ver si el técnico barcelonés mantiene la línea de Mel o si, a la vuelta del jugador, le devuelve la titularidad.
