Con elegancia, pero la UD ya ha levantado la voz por lo que considera una injusticia o una circunstancia cuanto menos extraña cuando sólo se han disputado cuatro jornadas: es el segundo equipo que más faltas ha recibido, con 51, sólo superado por el Racing de Santander (54), y al mismo tiempo es de los conjuntos más amonestado, con 11 tarjetas amarillas. Sólo cuatro conjuntos tienen más: Tenerife, Villarreal B, Albacete y Eibar, a falta del Oviedo-Levante de hoy. Algo no cuadra.
Seguramente por eso Xavi García Pimienta dejó claro su malestar tras el partido del sábado pasado frente al Deportivo Alavés (1-1) después de que el cuadro vasco cometiera 26 faltas y no viera ninguna cartulina y los suyos recibieran dos por menos infracciones, 15. «Cuando juegas contra Las Palmas, que tiene la posesión, a veces la única manera de pararnos es haciendo faltas, pero para eso está el árbitro. Es duro que acabemos con dos tarjetas y el Alavés con ninguna», comentó el técnico en la sala de prensa de Mendizorroza.
No es dado a cuestionar las actuaciones arbitrales, pero su leve queja entra dentro de lo normal con los números en la mano. En el precedente más inmediato, la UD vio cómo el conjunto de Luis García Plaza recurrió a las interrupciones continuas para impedir que el juego de los isleños tuviera fluidez. Con la sutileza adecuada para no caer en la dureza ni delatarse, los vitorianos utilizaron mayormente esa fórmula para sacar el mayor rédito posible y casi lo consiguen.
Por contra, Las Palmas cometió 11 faltas menos y vio como De la Fuente Ramos le mostraba dos tarjetas, una de ellas, la de Nuke Mfulu en el tramo final de la primera parte, totalmente surrealista: había robado la pelota al rival de manera legal y, por tanto, no había infringido ninguna ley del juego. La penalización fue doble.
Casi la misma circunstancia se dio en la primera jornada en la cita frente al Real Zaragoza, cuando Milla Alvendiz mostró tres cartulinas a los maños y cinco a la UD cuando los primeros había realizado 20 faltas y los segundos, 11. Una incongruencia más.
En el siguiente encuentro, en Málaga, los andaluces cometieron 17 infracciones y los canarios nueve. En aquella ocasión sí hubo una amarilla más para el cuadro boquerón (2-1), pero la proporción volvió a ser demasiado desequilibrada.
Ante el Andorra, el único equipo que ha tenido más posesión que Las Palmas, los locales sumaron una falta más (16-15), pero también ganó en tarjetas (3-1). En ese caso, hubo cierta lógica.
Pero la misma no se aplicó el sábado en Vitoria y por eso García Pimienta decidió alzar la voz en defensa de su equipo. De alguna manera, reclamó la atención arbitral para que no vuelva a ocurrir.
