RC Celta-UD Las Palmas: Ridículo injustificable (4-1)

El cuadro amarillo cae humillado en Balaídos tras adelantarse con un gol de cabeza de Herzog. La pasividad defensiva alarmante facilita la remontada del Celta, que se va al descanso en ventaja y luego sentencia

Aspas, héroe celeste con dos goles y dos asistencias; todas las acciones, por el lado de Sergi Cardona. La UD de García Pimienta pierde todo el prestigio que ganó

La UD hizo el ridículo en Balaídos. De alguna manera, se bajó del barco, pasa ya de todo. Si bien venía de cuatro de derrotas y sin marcar, al menos había competido, incluso con un jugador menos en las dos últimas citas. Sin embargo, lo que sucedió en Vigo fue un bochorno injustificable que se veía venir desde hacía tiempo, porque la caída Las Palmas baja un peldaño más cada semana sin que García Pimienta ni los jugadores le pongan remedio. Comenzó bien el choque. Incluso, llegó a adelantarse gracias a un cabezazo de Herzog a la salida de un córner, pero a partir del minuto 35 se desconectó de una manera tan alarmante como bochornosa. Simplemente, no defendió. Y en ese contexto, ante un equipo necesitado de puntos para huir de la zona de descenso y llevado en volandas por un público entusiasta, no quedaba otra que la goleada.

Lo peor del 4-1 no fue alcanzar el quinto encuentro sin sumar, sino que nadie puso solución a nada. Sergi Cardona, Loiodice, Mika Mármol, Kirian... todos menos Valles quedaron retratados, sobre todo el lateral zurdo, por cuyo lado llegaron todos y cada uno de los goles del Celta. Iago Aspas se lo pasó en grande: con un gol y una asistencia permitió a su equipo remontar todavía en la primera parte (entre el 37 y el 39), y con otro pase y otro tanto, sentenciar en la segunda (entre el 71 y el 76). Antes y después, el portero amarillo había evitado una goleada aún más humillante. Si quedaba algo del prestigio obtenido hasta que acabó enero,, el que le permitió sávarse con cuatro meses de antelación, ya no queda nada.

El Celta logró rematar hasta 21 veces, 13 de ellas entre palos, producto en buena medida de sus méritos, pero sobre todo de la nula capacidad de reacción de la UD, que cayó una y otra vez en la misma piedra. Lejos de recogerse o aumentar la presión, se desplegó a campo abierto hacia arriba sin pensar en lo que dejaba abajo, latifundios que el rival encontró sin mucho esfuerzo para brindar un triunfo a la grada, que no paró un segundo de animar, tampoco con el 0-1.

Si Las Palmas ya era el peor equipo de las últimas 10 jornadas, ahora lo es de las últimas 11, mientras el entrenador habla de que su equipo sometió al Celta en algún tramo del encuentro, sin autocrítica alguna, como suele. Para lo bueno y para lo malo el catalán es el máximo responsable, y quizá el club repiense el futuro del banquillo. Cualquier otro ya habría estado fuera

García Pimienta, que tras la derrota de la semana pasada frente al Sevilla estalló al asegurar que la plantilla no da para más para justificar la falta de gol, cambió cromos en busca de la reacción esperada desde hace tiempo y dio la alternativa a Sory Kaba, desterrado de las alineaciones desde el 20 de diciembre. Si extremos que pudieran ponerle balones, pero el técnico al menos buscó algo distinto. Sandro, con molestias durante la semana, fue el sacrificado. Las otras novedades fueron Loiodice por Javi Muñoz en el centro del campo, el regreso de Munir al once y la elección de Herzog por Coco en la defensa. Estaba cantando: Lemos y Curbelo llevan más de medio año sin jugar.

A la UD se le vio un aire distinto desde el inicio, con ganas de mandar, pero sin la parsimonia con la que suele hacerlo, quizá motivada por el ambientazo de Balaídos y por el sol radiante que pegaba en casi todo el campo. Con Kirian y Loiodice muy participativos y las líneas bien juntas, Las Palmas tocó bien en busca de los espacios hasta que poco a poco consiguió acercarse al área rival.

No había habido ocasiones todavía, pero el fútbol ha demostrado desde siempre que no hace falta crearlas para marcar goles. En un córner sacado por Munir desde el lado derecho, con la zurda, Herzog entró con todo, como hace en cada aspecto de la vida, se libró de Núñez y cabeceó abajo, imparable. Segundo gol para el canterano en tres ratos, segundo de cabeza y segundo a la salida de un córner. Otra UD era posible.

Dos minutos de desconexión

No se había cumplido todavía el cuarto de hora de juego y Las Palmas ya iba por encima, y lo hacía por primera vez desde finales de febrero. Además, se había quitado de encima el peso del gol, ausente en las cuatro últimas jornadas. Todo pintaba bien. De hecho, Munir tuvo la oportunidad de marcar el segundo con un tiro que acabó en el lateral de la red y el propio Herzog con otro testarazo en un nuevo córner (21'). Perrone, mejorado, se anticipaba, Moleiro tiraba caños y Mika Mármol se cruzaba bien. Todos estaban enchufados. Sin embargo, los males de la UD habrían de irrumpir en Balaídos para tirar al traste todo su trabajo bien hecho; una desconexión fatal que propició la remontada del Celta en dos minutos.

Estaba advertido el cuadro amarillo, pues un pase un profundidad de Jailson había dejado evidencia de que los centrocampistas debían encimar más y los centrales juntarse más, pero nadie en la UD lo advirtió. Ante ese panorama, Iago Aspas, que por algo es tan bueno, cuestión indispensable para el éxito que habría de llegar para su equipo, leyó a la perfección dónde tenía que situarse entre líneas para activar la maquinaria. Primero él mismo abrió a la derecha a Carles Pérez para luego aprovechar un buen pase atrás del ex del Barça y rematar a Valles con la derecha. Estuvo solo siempre (37'); luego, recibió, también sin oposición, antes de enviar el balón en profundidad a Williot, que batió al portero en el mano a mano 39'). Los amarillos, espectadores de lujo.

A partir de ahí comenzó un descalabro que no sólo duró hasta el descanso, sino que se amplió durante toda la segunda parte. Si no es por Valles, Las Palmas, sin cambios y que seguía sin enterarse de cómo debía defender, habría recibido una goleada humillante. El sevillano sostuvo a la UD al detener un cara a cara con Mingueza, que entró en carrera desde muy lejos como quiso; un disparo de Fran Beltrán desde fuera del área que se colaba dentro y un cabezazo de Jailson desde el área pequeña, todo ello ante la petrificación del equipo.

García Pimienta, igual de tieso en la banda, seguramente alucinado, metió a Sandro y Javi Muñoz en busca de una reacción que no llegó, sino todo lo contrario. Iago Aspas prosiguió con su diversión con una asistencia a Douvikas y otro gol, a pase del griego. Todas las acciones de los tantos llegaron por el lado izquierdo de la defensa de la UD, donde Sergi Cardona, una jornada más, quedó retratado, aunque ninguno estuvo a la altura del escudo.

De manera incomprensible Las Palmas, que sólo vio al portero rival con un tiro sin peligro de Perrone pasada la hora de juego, seguía con la defensa adelantada, pero sin presionar, lo que facilitaba una y otra vez las entradas del Celta, que si no marcó más fue porque Hugo Álvarez disparó alto cuando tenía todo a favor para hacer diana, y porque un fuera de juego por poco lo invalidó el que habría sido el quinto tanto. El ridículo pudo ser mucho mayor.