¡Nunca es tarde para empezar a cuidarse! Claves para iniciar un estilo de vida activo después de los 40
Los beneficios son innumerables y abarcan diversos aspectos como mantener el peso ideal, incrementar la movilidad y flexibilidad
En cualquier etapa de la vida, incorporar la actividad deportiva a tu rutina tiene efectos extremadamente positivos en la salud física, mental y emocional, sin importar la edad que tengas.
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Especialmente, cuando se trata del ejercicio físico, los beneficios son innumerables y abarcan diversos aspectos como mantener el peso ideal, incrementar la movilidad y flexibilidad, fortalecer la resistencia muscular, reducir el estrés y la ansiedad, mejorar el sueño, elevar el estado de ánimo, fortificar el sistema inmunitario y prevenir el deterioro cognitivo.
Si bien estos beneficios son universales, aquellos que deciden adoptar un estilo de vida activo después de los 40 deben considerar ciertos aspectos para asegurar una transición suave hacia una rutina de ejercicios. Estas son las cinco claves esenciales para iniciar el entrenamiento después de alcanzar los 40 años.
Adapta el entrenamiento a tu edad y estado físico:
A los 40 años, el metabolismo se ralentiza y el cuerpo puede mostrar menos disposición. Por ello, es crucial establecer objetivos realistas y comprometerse con un esfuerzo más intenso y sostenido. La edad es un factor esencial, pero también se deben considerar el estado físico actual y la presencia de posibles patologías o lesiones previas.
Combina diferentes actividades:
Ejercicios de cardio, HIIT y funcionales son ideales para quemar calorías y mantener un efecto a lo largo del día. Sin embargo, después de los 40, se vuelve fundamental combinarlos con ejercicios de fuerza para transformar la grasa en músculo, un potente quemador de calorías.
Entrenamiento global:
Una sesión efectiva de entrenamiento de fuerza debe involucrar los principales grupos musculares. Evita obsesionarte con áreas específicas y, especialmente al principio, no te centres en ejercicios aislados. A medida que mejore tu condición física, podrás intensificar el entrenamiento y reducir la cantidad de ejercicios, estimulando así un aumento continuo de la fuerza muscular.
De menos a más:
Con el envejecimiento, los tejidos como vasos sanguíneos, tendones y músculos pierden elasticidad. Por lo tanto, los incrementos de peso deben ser progresivos y graduales. Se recomienda llevar cada ejercicio hasta el agotamiento local de los músculos implicados, guiándose por el tiempo de ejercicio.
Sin constancia, no hay ganancia:
A pesar de las múltiples responsabilidades que conlleva la vida a los cuarenta, la constancia es esencial. Después de esta edad, el cuerpo tiene menos memoria y le cuesta más recuperar la forma después de períodos inactivos. Establecer un horario fijo e inamovible para el entrenamiento puede ser clave para evitar que los compromisos diarios interfieran con tus metas de bienestar.
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Aunque hayas pasado gran parte de tu vida adulta sin preocuparte por la actividad física, nunca es tarde para comenzar a cuidarte. Adoptar un estilo de vida activo después de los 40 puede ser la clave para disfrutar de una salud plena y vitalidad a largo plazo.
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