A menos de dos semanas para que comience la Copa del Mundo en Brasil, las autoridades arman las ciudades que serán sede. Desde el Centro de Control Integrado en Río de Janeiro se va a monitorizar la seguridad del evento, que cuenta con el apoyo adicional de 20 mil oficiales que se suman a los miles desplegados ya sobre el terreno. El coordinador de seguridad en Río, Anderson Bichara, informa de que, si fuera necesario, el ejército también intervendrá. Las protestas contra el mundial están sacando a la calle a centenares de miles de personas en todo el país.