Desde hace tiempo el contacto mayor de la plantilla de la UD Las Palmas con la afición es a través de un pequeño sector de la grada, el más animoso, el grupo Ultra Naciente. A ellos se dirigen después de cada partido para celebrar los triunfos o para recibir el apoyo en las derrotas; se paran delante de donde están ubicados y durante unos cuantos minutos permanecen quietos, mirando hacia arriba, observando, escuchando, mientras el resto de aficionados, miles y miles, ya han abandonado el Estadio. Este sábado no fue una excepción, pero había una cuenta pendiente por la derrota con estrépito en el derbi copero del Heliodoro.

Los 500 seguidores que estuvieron allí hicieron saber a los jugadores su descontento, generalizado en toda la afición, que, por otra parte, no desmerece la gran temporada de la UD en la Liga. Nadie lo hace. Pero Kirian, erigido como capitán porque ninguno de los cuatro oficiales que empezaron el curso es titular, y también como nuevo líder del vestuario tras la marcha de Jonathan Viera, recriminó al sector los insultos y pidió unión.