Alberto Viera fue fotógrafo con su tío, Viera Déniz, pero lo dejó por la escultura porque tenía visión para la reestructuración de rocas, material que convierte en obras de arte sin límites. Es de Carrizal, en Ingenio, y ha cedido obras simbólicas como la escultura homenaje a donantes de sangre, la rehabilitación de la fuente de la plaza del casco histórico y, la recreación de un cañón de principios del siglo pasado en El Burrero o recientemente, la primera muestra escultórica en reconocimiento a Los Legañosos. Su arte ha trascendido y lo ha llevado a México para calcar un celote, decorar con piedra una bodega o a Mallorca, donde su idea vuela al recrear en piedra un castillo o la Cueva de las Monedas de Cantabria, lugar de Interés Artístico.