Continúa la preocupación en Fukushima. En el reactor 3 ha vuelto a aumentar la presión y se trabaja para evitar otra fuga. La radiactividad roza el máximo permitido incluso a más de cien kilómetros de la central nuclear. Se ha recomendado a los ciudadanos no beber agua del grifo después de que la contaminación radiactiva se haya triplicado en un río cercano. Mientras, la cifra de víctimas no deja de aumentar: ya son más de 8.500 muertos y casi 13.000 desaparecidos.