En el este la desorganización de los opositores a Gadafi no ayuda en su intento por recuperar Ajdabiya. Pero también en el oeste, en Misrata es patente la desigualdad en los combates: los machetes y fusiles de los sublevados contra los tanques del ejército. Una inferioridad que se deja ver en el número de bajas. En el hospital de Bengasi el trabajo no se acaba nunca. Un hombre acaba de llegar, lo traen del frente en Ajdabiya tiene metralla de cintura para abajo. Otro joven de 17 años se dirigía al frente a luchar con varios amigos cuando fue alcanzado en la cara, pronto estará bien. Otros están peor como un hombre que vino el sábado cuando las fuerzas de Gadafi llegaron hasta Bengasi. Ha habido muchos muertos. Los funerales tienen lugar a diario. Sirven para derogar la determinación y seguir luchando. Hay señales por todas partes de la presencia de los partidarios armados de Gadafi. Muchas calles están vacías. En otras se ponen puestos de control y barricada