Ha pasado un año, y amanece sobre Japón. Las heridas que dejó el tsunami siguen abiertas y visibles. Hoy es un nuevo día, en el que la reconstrucción se abre paso y se recuerda con emoción a las más de 15.000 personas que murieron aquel viernes 11 de marzo de 2011, cuando la tierra tembló bajo el mar y provocó un gigantesco maremoto de consecuencias impensables. A la tragedia de ser testigos del peor terremoto de su historia también hubo que sumar entonces, la crisis en la central nuclear de Fukushima. El tsunami, de unos 14 metros de altura, dañó gravemente tres de los seis reactores de la planta. Y desencadenó el mayor desastre nuclear que ha sufrido el mundo desde Chernóbil. Miles de personas fueron desplazadas por el mismo motivo.