Música y más música. Las Palmas de Gran Canaria protagonizó una jornada muy melódica donde diferentes profesionales repartidos por la ciudad sorprendían con sus sones al público. El día estaba impregnado de melodías y armonías, como si el aire mismo vibrara al compás de la música. El Happy Piano Day, iniciativa organizada por la fábrica de la Isleta junto con cultura del ayuntamiento para celebrar la magia de la música y llevarla a cada rincón de la ciudad, comenzó con una actuación memorable que dejó a todos los presentes embriagados por la belleza sonora.

El escenario estaba listo, y bajo el manto de una suave lluvia primaveral, el pianista Sergio Alonso y la soprano Magdalena Padilla iniciaron un viaje musical que encandiló a todos los presentes. Interpretando un exquisito programa de composiciones de los más grandes exponentes de la música española: Manuel de Falla y otro, Federico García Lorca, un desconocido para muchos en el arte musical. Magdalena Padilla con una voz muy vibrante y trabajada y un soberbio Alonso transportaron al público a un mundo de emociones y sensaciones.

Desde los primeros acordes, la magia se apoderó del lugar. El piano, con su voz profunda y resonante, se entrelazaba con la dulzura y potencia de la soprano, creando un diálogo musical que traspasaba las fronteras del tiempo y el espacio. Entre los temas destacan Anda Jaleo, La Tarara o Sevillanas del S.XVIII. Los asistentes, pese a la lluvia que caía suavemente sobre ellos, se entregaron por completo a la experiencia, dejándose llevar por cada nota, cada frase musical.

Las composiciones de Manuel de Falla y Federico García Lorca cobraron vida propia, evocando paisajes de Andalucía, emociones profundas y la esencia misma de la cultura española. Cada pieza fue recibida con aplausos y admiración por parte del público, que no escatimaba en expresar su gratitud y admiración hacia los talentosos artistas en el escenario.El Happy Piano Day demostró ser mucho más que un simple evento musical; fue un encuentro de almas sensibles y amantes del arte, un momento de conexión y comunión a través de la música. Y aunque la lluvia amenazaba con interrumpir la celebración, no pudo apagar el fervor y la pasión que se desbordaba en cada nota interpretada. El Happy Piano Day había cumplido su propósito: llevar la música a todos los rincones de la ciudad y llenar los corazones de alegría y emoción.