La mayor parte de la clientela del restaurante El Padrino imagina que el nombre proviene de la famosísima película homónima de mafiosos. Pero, en realidad, esconde una historia mucho más entrañable y que radica en la creación de este negocio especializado en pescado en el barrio capitalino de Las Coloradas. «Es una historia que nadie se imagina», explica uno de los fundadores entre risas. 

Hace 49 años el restaurante abrió sus puertas después de que un vecino del barrio traspasara su negocio. Se trataba de un quiosco que abría durante los partidos de fútbol para llenar los estómagos de los espectadores. En esas tardes de juego muchos iban a picotear al puesto que tenía el mismo nombre que el actual restaurante por la simple razón de que su dueño no tenía hijos, pero se sentía el padrino de todos los niños del barrio.

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