No hay religión, no hay bandera, no hay edad, no hay prisa, no hay distancia. Hoy todos unidos por un nombre: Adolfo Suárez. Colas interminables desde primera hora para acceder al Congreso de los Diputados. A las 12 se abrían sus puertas para todos los ciudadanos que han querido acercarse a dar el último adiós al primer presidente de la democracia.