Sin llamar la atención, igual que todo su primer año como soberano, pasará hoy Felipe VI el aniversario de su proclamación. Doce meses atrás juraba el rey la Constitución en una ceremonia tan sobria y discreta como su mandato. Según la denominación de algunos, de perfil bajo, pero de buen balance. El maratón de besamanos en Palacio anticipaba lo que vendría después: ruptura con el pasado y trabajo por España. La incertidumbre con la que afrontó la regia herencia es hoy sin embargo respaldada por más de un 60 por ciento de ciudadanos. No todos monárquicos pero ha nacido una legión de felipistas, entre los que destacan curiosamente socialistas y votantes de Podemos.