La policía localiza un coche sospechoso al que obliga a salir de la carretera. Una vez estacionado, los agentes, arma en mano, se acercan al vehículo. Y de él sale, tranquilamente y sin oponer resistencia, Dylann Roof. Al que cachean y esposan antes de ser llevado al vehículo policial. Su arresto se produjo 16 horas después de haber cometido la mayor masacre racial de los últimos 90 años en Estados Unidos.